Madrid. El pleno del Congreso, con los votos del PSOE, UPN, CiU, ERC y CC aprobó ayer la reforma del Código Penal, que endurece las penas para la corrupción, el terrorismo y los abusos sexuales, y que contó con el voto en contra de Nafarroa Bai y PNV y la abstención de PP, IU-ICV, BNG y el resto del Grupo Mixto.

El PP, tras negociar durante meses con el PSOE la reforma que ahora se remite al Senado, optó finalmente por abstenerse, ya que, según su portavoz de Justicia, Federico Trillo, es un texto "insuficiente" con demasiados "huecos" y "sombras", y no cumple con lo pactado con los socialistas.

Esta decisión demuestra la "deslealtad" del PP, en opinión del portavoz del PSOE, Julio Villarrubia, que recordó que la cadena perpetua revisable y otras medidas sobre la prescripción de los delitos que proponían los populares y que han sido rechazadas nunca estuvieron entre los compromisos alcanzados.

"Señores del PP, una vez más han demostrado que no son de fiar y que su única obsesión es conseguir el poder como sea. España no se merece una oposición como ustedes", dijo Villarrubia, que atribuyó la abstención del Partido Popular a su rechazo a agravar las penas contra la corrupción.

Según Villarrubia, para el PP es tan fácil "ser tan fuerte con los débiles como tan débil con los delincuentes de cuello blanco".

Por su parte, Trillo explicó que no pueden corresponsabilizarse de un proyecto que no contempla su propuesta de prisión perpetua revisable, no amplía la imprescriptibilidad de los delitos de terrorismo con resultado de muerte al secuestro o atentados que causen lesiones graves, y no da soluciones a la reincidencia.

"mejoras cosméticas" Para el diputado del PP, el texto no sólo no ha mejorado, sino que se ha perjudicado con alianzas coyunturales -con CiU y ERC-, que demuestran que las "mejoras" han sido "estrictamente cosméticas" con resultados "ridículos" como la regulación de la multirreincidencia en los hurtos.

Trillo insistió en que se aumenta la complejidad del sistema incluyendo nuevas penas de localización permanente o de "arresto de fin de semana" para autores de hurtos reiterados de menos de 400 euros, lo que calificó como "esperpéntico".

Tras el debate, el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, calificó como "una pena" que finalmente el PP no se haya sumado al consenso y respaldó las críticas vertidas por Villarrubia contra el PP. "Nosotros siempre somos fieles a la palabra dada", resaltó el ministro, que consideró que la votación había puesto de relieve que, frente al Código Penal de 2003 del PP, "hoy sólo hay siete votos en contra" y la gran mayoría de la Cámara está satisfecha.

Caamaño insistió en que la cadena perpetua nunca estuvo en el acuerdo inicial con el PP, como tampoco el incremento de las penas para la corrupción, que "quizá no le ha gustado al PP".

En este sentido, la tramitación en el Congreso supuso un endurecimiento de los castigos para los cargos públicos condenados por corrupción, que tendrán siempre condenas de cárcel, y no sólo de multa o inhabilitación, gracias a las propuestas de ERC.

Su portavoz, Joan Ridao, reconoció que aunque el proyecto sigue desprendiendo cierto "populismo punitivo" se han introducido mejoras que han permitido el apoyo de su partido al proyecto.

De igual manera, el diputado de CiU Jordi Jané destacó que sus propuestas sobre la multirreincidencia en los hurtos han mejorado notablemente el texto, mientras que Gaspar Llamazares (IU), que junto al PP, el BNG y el grupo mixto se ha abstenido, indicó que al menos esta reforma no significa una "involución".

Por último, Emilio Olabarria, del PNV, a cuyo voto en contra se unió el de la diputada de Nafarroa Bai Uxue Barcos, consideró que se acomete un nuevo endurecimiento del sistema penal, que ya se ha reformado en 26 ocasiones para agravar las penas sin resultados satisfactorios.