madrid. Siete de cada diez españoles soporta cada día unos niveles medios de ruido que superan los 70 decibelios (dB), cuando el límite aceptable establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Ley del Ruido es de 65 dB.

España es el segundo país más ruidoso del mundo y, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sólo los japoneses soportan más ruidos que los españoles. La Plataforma Estatal Contra el Ruido (Peacram) recordó ayer que este triste récord no es un dato curioso, sino un grave ataque a los Derechos Fundamentales consagrados en la Constitución, en la legislación de la UE y en la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU. Según esta asociación, la mayor fuente de contaminación acústica es el tráfico generado por los coches, los camiones pesados, las motos ruidosas, los aviones, y los trenes. Le siguen de cerca, los ruidos de las obras, las discotecas y el ocio en general que, especialmente en verano, genera grandes problemas de convivencia.

Todos estos focos de ruido, no sólo causan contaminación y problemas medioambientales, sino también problemas físicos, desequilibrios psicológicos y trastornos de sueño. En concreto, el ruido tiene efectos concretos sobre dos aspectos fundamentales: la salud y el bienestar, explicó el experto en Acústica Ambiental del Instituto de Acústica del CSIC, Pedro Cobo. Según este investigador, los ruidos que sobrepasan los 70 dB causan problemas sobre la salud, mientras que los que superan los 55 dB causan problemas sobre el bienestar, como interferencias en la comunicación o efectos sobre la concentración, la memoria, el aprendizaje o el sueño.

Para la Plataforma Estatal contra el Ruido, todos estos daños, que no son ni "naturales" ni "inevitables", se han venido sucediendo por la "desidia" y la "falta de sensibilidad medioambiental de los responsables políticos que no han sabido ni querido arbitrar medidas".