BARCELONA. La policía ha detenido en el área de Barcelona a doce personas -miembros de una banda de origen chileno que llegaban como turistas a España-, con lo que ha desmantelado una organización que asaltaba joyerías, en las que entraban por la fuerza, inmovilizaban a los empleados y les obligaban a abrir la caja fuerte.

Según ha informado hoy la Policía Nacional, los arrestados, de origen sudamericano, se desplazaban a Barcelona haciéndose pasar por turistas y permanecían en la capital catalana entre tres y cuatro meses, en los que preparaban minuciosamente sus golpes a las joyerías.

En uno de sus asaltos lograron sustraer joyas y dinero en efectivo valorados en más de 100.000 euros de una joyería de Barcelona, tras amenazar con armas blancas a la dependienta, a la que amordazaron y maniataron.

Los detenidos están acusados además de simultanear sus atracos a joyerías con asaltos a comerciales de empresas privadas -para apoderarse de las recaudaciones y las nóminas- y con robos a clientes de entidades bancarias, mediante el método del 'cogotazo', que consiste en que un miembro del grupo vigila sus movimientos dentro del banco y, una vez fuera, los otros integrantes de la red le asaltan usando la violencia.

Los detenidos, que operaban desde un domicilio de Sant Boi de Llobregat (Barcelona) y desde un local que les servía de punto de encuentro en la Plaza de España de Barcelona, llevaban armas blancas en el momento del arresto, en el que opusieron una gran resistencia.

Además, varios de los detenidos llevaban puestas en el momento del arresto varias joyas robadas.

La investigación se inició a principios de marzo pasado, tras varios robos cometidos en joyerías de Barcelona, que luego se descubrió que fueron perpetrados por un grupo de sudamericanos, llegados desde Chile haciéndose pasar por turistas.

Según la Policía, tras permanecer entre tres y cuatro meses en España y obtener un botín suficiente, los miembros de la banda abandonaban España, tras remitir las joyas robadas a su país de origen utilizando diversos servicios postales o de mensajería privada.

La red preparaba minuciosamente sus asaltos, de forma que en los días previos al robo un integrante del grupo se presentaba en el local para verificar sus medidas de seguridad, así como la ubicación y la accesibilidad de la caja fuerte.

El día del asalto, la banda elegía las horas de menor afluencia de público, cuando aprovechaban para entrar por la fuerza y, mediante el uso de armas de fuego o armas blancas y con la cara tapada con pasamontañas, golpeaban a los trabajadores y les llevaban a la trastienda, donde les inmovilizaban y les amenazaban para que abrieran la caja fuerte.

Una vez abierta, sustraían todas las joyas y dinero en efectivo que había en su interior y se daban a la fuga, con coches robados y con la ayuda de los compañeros que hacían funciones de vigilancia.