Vitoria. Casi el 30% de los adolescentes vascos se ha iniciado en el tabaco, pero el 71% no ha fumado a lo largo del último mes; el 40% ha tomado alcohol de forma más o menos habitual, pero sólo un 3,4% lo hace a diario; y un 44,5% de ellos ha probado el cannabis, aunque sólo un 8,2% presenta consumos problemáticos de esta sustancia. Estos datos, presentados ayer por el Ararteko, Íñigo Lamarca, en el informe sobre el papel de las instituciones vascas respecto a los consumos de droga, evidencian que los menores de edad de la CAV, como regla general, no pasan de la experimentación o del consumo lúdico más o menos espaciado en el tiempo.

La labor de las instituciones en los colegios, con más de un centenar de programas de formación e información en el último curso, tiene mucho que ver con ese control por parte de los jóvenes, y así lo ensalzó ayer Lamarca, aunque a la vez insistió en las carencias detectadas en su estudio. Así, al Ararteko le preocupa ese 8,2% de adolescentes que presentan, por ejemplo, consumos problemáticos de cannabis, e insta a las administraciones a incidir en este sector de la población menor, pues a día de hoy sólo hay una decena de programas en los centros dedicados a estos jóvenes.

mayor coordinación "Se trabaja razonablemente bien en la prevención universal, pero falta hacerlo en la prevención selectiva, para los grupos de adolescentes con un mayor nivel de riesgo", explicó Lamarca, quien aseguró que en estos casos los consumos pueden comenzar incluso a los doce años. Para llegar a ese sector de jóvenes cuya vida se está viendo afectada por el consumo de drogas, el Ararteko propone una mayor coordinación interinstitucional e intersectorial.

Eso sí, el hecho de que la droga no sea una a día de hoy una pandemia entre los jóvenes no quiere decir que el problema no exista, en mayor o menor medida. Los consumos se mantienen pese a que más de 100.000 alumnos y 6.000 profesores han participado en programas sobre drogas durante el último curso.

Según explicó el responsable de Infancia y Adolescencia del Ararteko, Fermín Barceló, los jóvenes toman drogas en grupo, y aceptan el consumo de alcohol, tabaco y cannabis. Sin embargo, "cada cuadrilla tiene su límite de lo tolerable, cuando el consumo altera la dinámica del grupo se detecta cierto rechazo", explicó.