vitoria. Que los perros son considerados los mejores amigos del hombre es algo muy conocido, pero que trabajen como terapeutas ocupacionales en enfermedades mentales es algo menos sabido. Eso es lo que hacen desde hace siete meses en el Hospital Psiquiátrico de Álava, donde todos los miércoles se acercan cuatro voluntarios de la perrera municipal con sus canes para participar en un programa con varios pacientes.
Los voluntarios llevan a sus animales, que adoptaron de la propia perrera pero que ya viven en sus domicilios, al centro médico para que durante algo más de una hora los pacientes los paseen, jueguen con ellos y los cuiden.
Julene Orruño, terapeuta ocupacional que trabaja en este programa, explica que esta actividad está dirigida a cuatro pacientes de larga duración y que el objetivo es potenciar su autoestima, fomentar la responsabilidad y la autonomía personal y estimularles física y cognitiamente. Orruño indica que ésta es una "vía de expresión de emociones" para personas que, quizás, les cuesta relacionarse o mostrar su afectividad con otras personas y que con los animales no tienen problemas. La terapeuta recuerda que con esta actividad quieren hacer que los enfermos pasen de ser personas "cuidadas" a ser "cuidadores", que durante una hora y pico se hagan "responsables de otra vida".
Los promotores de este programa piloto quieren extender y ampliar esta experiencia en la que, aunque no se han puesto "grandes objetivos" terapéuticos, están consiguiendo notables mejoras en pacientes a los que se le "despiertan" unas emociones que parecían dormidas en su interior, especialmente en el plano afectivo.
Uno de los momentos más especiales es cuando los voluntarios de la perrera traspasan la barrera que limita el acceso al Hospital y sueltan a sus mascotas, que corren contentas hacia sus "dueños" por una hora, a los que ladran alegremente y saltan para pedirles las galletas y las caricias con las que les reciben.
En estos meses nunca ha habido problemas con estas especiales salidas de los pacientes, que esperan "con ganas" este momento de la semana. Martín, uno de los voluntarios de la perrera, se muestra muy satisfecho con esta actividad en la que se benefician unas personas y sus perros que, recuerda, fueron en su mayoría abandonados por sus anteriores dueños.
Defensor del paciente Por otra parte, la presidenta de la Asociación El Defensor del Paciente, Carmen Flores, consideró ayer "realmente bochornoso" que se juzgue y se condene a cárcel a un familiar o a un paciente "como si de delincuentes comunes se tratara", en referencia a la condena a una persona por agredir a un celador de Osakidetza.