la enseñanza de la literatura necesita una revisión. Eso es al menos lo que se desprende de un reciente estudio elaborado por la UPV, en el que se analiza la forma en que se les acerca los libros a los alumnos. Dicho análisis pone de manifiesto que el modelo que siguen la mayoría de los centros educativos vascos no consigue alcanzar ninguno de los objetivos que se marcan en la Ley curricular, entre ellos el de promover la afición por la lectura, posiblemente uno de los más importantes.
Sus conclusiones han sido recogidas en el libro Erdigune literarioak irakaskuntzan, escrito por Idurre Alonso, licenciada en Filología Vasca. La autora asegura que el 96% de las obras literarias propuestas para la lectura son del género narrativo y que no tienen como fin promover la afición de la lectura; así lo demuestra el hecho de que el único seguimiento de las lecturas sea un control para poder verificar que el alumnado se ha leído la obra. En vista de este análisis, afirma que es de vital importancia reflexionar sobre la enseñanza de la literatura para encaminar esta materia hacia unos parámetros más comunicativos, prácticos y motivadores.
En la búsqueda de nuevos caminos para tratar de acercar los libros a las nuevas generaciones, algunos centros educativos ya han puesto en marcha experiencias que empiezan a cosechar resultados positivos. Es el caso del colegio Samaniego de Vitoria, donde intentan que ya desde la etapa de Infantil el alumno desarrolle unos hábitos de lectura para toda la vida. Uno de sus programas más conocidos es el ATYL (Abandona todo y lee). Se lleva a cabo todos los cursos durante el mes de noviembre y consigue que los estudiantes se coloquen frente a un libro a modo de juego. Todos los días, en un momento dado, suena el sonido de una campana, lo que significa que toda la comunidad escolar, tanto alumnos como profesores, deben dejar a un lado lo que estaban haciendo para leer un libro durante un cuarto de hora. "La experiencia está siendo un éxito", apuntan desde el centro.
Además, también organizan tertulias literarias. El colegio propone una lectura y más adelante se comenta utilizando una dinámica de grupo en la que a veces suelen participar los padres. "Creemos que también se tiene que inculcar entre ellos ese hábito", añaden. Samaniego tiene claro que la lectura es "una herramienta fundamental", y aunque es consciente de la dificultad que entraña inculcar hábitos de este tipo entre los niños, creen la escuela tiene mucho por hacer en este sentido. "Es cierto que los chavales se entusiasman con pocas cosas, porque siempre está le televisión en medio, pero siempre hay algún gancho que se puede utilizar", concluyen.