Toronto . El subdirector de la oficina de prensa del Vaticano, Ciro Benedettini, negó ayer que el Papa Benedicto XVI, cuando era el cardenal Joseph Ratzinger, ocultara el caso de un cura acusado de pederastia en California del que el pasado viernes informaban los medios estadounidenses.

En declaraciones al periódico italiano Corriere della Sera, Benedettini explica el mensaje que, según él, Ratzinger quiso transmitir en una carta enviada en 1985 a la diócesis de Oakland, a la que se referían el viernes los medios estadounidenses y en la que el entonces cardenal pedía que se tuviera en cuenta "el bien de la Iglesia Universal". "El entonces cardenal Ratzinger no ocultó el caso, sino, como se deduce claramente de la misiva, hizo presente la necesidad de estudiarlo con mayor atención", asegura el subdirector de la oficina de prensa vaticana.

"Hay que tener presente -añade- que la suspensión del cargo (al sacerdote) era entonces competencia del obispo local y no de la Congregación de la Doctrina de la Fe", de la que Benedicto XVI era responsable antes de convertirse en Papa en 2005. Fuentes vaticanas a las que se refiere el Corriere della Sera afirmaron que este caso es otro intento de implicar a Ratzinger en el escándalo de la pederastia por curas católicos.

El viernes salieron a la luz en Estados Unidos unas cartas entre la diócesis estadounidense de Oakland y la Santa Sede, fechadas entre 1981 y 1986, que hacen referencia al caso del religioso Stephen Kiesle, que en 1978 fue arrestado acusado de abusar de dos menores cuando vivía en el área de San Francisco (norte de California). Al término del juicio, el cura, cuyo caso recibió una gran cobertura mediática en la época, quedó en libertad vigilada durante tres años, período tras el que el obispo de Oakland de entonces, John S. Cummins, solicitó por escrito al Vaticano apartar a Kiesle del sacerdocio. La petición llegó hasta Ratzinger, quien, en una de esas cartas que reportan los medios, calificó los hechos "de gran significancia" y estimó que había que tener también en consideración "el bien de la Iglesia Universal". El entonces cardenal requirió "más tiempo" para tener con esos incidentes una "muy cuidadosa consideración" y pidió al obispo Cummins que proveyera a Kiesle de "cuidado paternal".

Este nuevo escándalo saltó a la luz el mismo día en el que el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, publicaba un editorial en el que explicaba la disposición de Benedicto XVI a mantener nuevos encuentros con las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes.

Benedicto XVI "es un pastor a la altura para afrontar con elevada rectitud y seguridad este tiempo difícil, en el que no faltan críticas e insinuaciones infundadas; sin problema se debe afirmar que él es un Papa que ha hablado mucho de la verdad de Dios y del respeto a la verdad, convirtiéndose en un testimonio creíble", decía Lombardi.

La Santa Sede ha anunciado que próximamente publicará en su página web las líneas básicas que utilizará enfrentarse a los casos de pederastia de la Iglesia Católica.

Acusaciones en canadá También ayer saltó a la luz un nuevo caso de abusos sexuales a menores por un cura canadiense del que se asegura que el Vaticano y responsables de la Iglesia católica intentaron mantener en secreto dada la amistad del religioso con el Papa Juan Pablo II, según la prensa local.

Los medios delataban que en una carta de febrero de 1993, el ya fallecido obispo canadiense Joseph Windle escribió al entonces nuncio apostólico en el país, reverendo Carlo Curis, que estaba intentando "a toda costa" que no se hiciesen públicos los abusos de monseñor Bernard Prince. El ya citado obispo también recomendaba que el Vaticano no promoviera a Prince para evitar que las víctimas de los abusos -que estaban dispuestas a no denunciar al religioso por "ser de origen polaco"- abandonasen su silencio.