vitoria. Son días de mucho trabajo para el obispo de Vitoria. No en vano, nos encontramos en plena Semana Santa, un momento de celebración para los cristianos "con buena formación religiosa".

¿Cómo viven los ciudadanos alaveses estas fechas?

Son muchos los alaveses de Vitoria y de los pueblos de su territorio histórico que celebran religiosamente, con profundo acercamiento al misterio de la Pasión y muerte de Jesucristo nuestro Señor, estos días de Semana Santa. También muchas de las personas que se marchan a sus poblaciones de origen celebran los misterios de la muerte y resurrección del Señor.

¿Considera que ha cambiado la forma de celebrar estas fiestas religiosas en los últimos años?

Los fieles cristianos con buena formación religiosa han celebrado y siguen celebrando estos días con fe religiosa en el misterio central del cristianismo: Jesucristo, obedeciendo la voluntad de Dios Padre, entrega su vida por amor a los seres humanos, tras aceptar una Pasión atroz e injusta; y Dios Padre lo resucita de la muerte para que goce de una nueva vida en plenitud. En nuestra sociedad actual, secularizada en amplias capas, algunos contemplan el fenómeno religioso como un hecho cultural. Valoran el arte de imágenes y procesiones, pero sin referencias al hecho religioso que en ellas se representa.

¿Cuál es el mensaje que va a trasladar el obispo esta Semana Santa a los alaveses?

Que Jesucristo es el modelo de verdadero hombre que nos ha ofrecido Dios Padre a toda la humanidad. Él nos muestra cómo vivir en relación filial con Dios Padre y en relación fraternal con los demás hombres y mujeres. Quien se encuentra con Cristo está en camino de salvación.

Va a ser una Semana Santa, por cierto, castigada por el problema de la crisis. En este sentido, la Iglesia ha demostrado que ha dado la cara por los más necesitados a través de servicios como el de Cáritas. ¿Está de acuerdo?

La crisis moral y económica que padecemos ha golpeado de manera inmisericorde a la parte de la población con menos recursos humanos y económicos. La Iglesia se ha mostrado sensible ante tantas necesidades y, contando con la generosidad del pueblo cristiano y de otras personas solidarias, se ha manifestado como madre solícita.

¿En qué momento se encuentra la Iglesia en Álava?, ¿se sigue topando con problemas vinculados al relevo generacional?

La Iglesia de Vitoria se encuentra en una situación similar a la de la mayoría de la geografía española, singularmente a las Diócesis del País Vasco y de Cataluña. La práctica religiosa ha descendido, pero la fe no es medible en parámetros cuantitativos. Se dice que lo que costó dos mil años construir no se destruye en una generación. La Iglesia mantiene su confianza en Jesucristo y el proyecto de salvación que Dios Padre ofreció a todos los hombres y mujeres en el Señor.

¿Se está trabajando para atraer a jóvenes que estén interesados en hacer una vida ligada a la Iglesia?, ¿de qué forma?

Sí, se trabaja con los jóvenes y se hace con un proyecto diocesano que está aprobado y ha contado para su elaboración con múltiples colaboraciones. Está dando frutos entre los jóvenes de los centros educativos católicos, de las parroquias, de asociaciones católicas y de gente joven del Casco Histórico de Vitoria.

¿Considera que los alaveses han perdido espiritualidad?, ¿qué se puede hacer para recuperarla?

La espiritualidad es la manera de vivir la fe, el espíritu religioso de la persona. Hay variedad de espiritualidades, no todas igualmente valiosas. Es difícil dar un juicio sobre la pérdida de espiritualidad. Pero sí creo en la capacidad de recuperación de la espiritualidad en la persona. He conocido no pocos casos. Dios sale al encuentro del ser humano de muchas formas y la persona se siente frecuentemente atrapada por su amor.