LA Sociedad Cooperativa La Trufa de Álava-Arabako Boilurra Kooperativa Elkartea nació a finales de 2006, y a ella se debe la promoción que se viene realizando para acercar a los consumidores esta excelencia gastronómica a la que se dedican 165 hectáreas en Álava, que son trabajadas por medio centenar de truficultores, como explicaba en la presentación de la feria el presidente de la cooperativa, Ricardo Torres.

Pero el verdadero pionero, el descubridor de las potencialidades de la trufa como valor de desarrollo comarcal fue un ingeniero de la Diputación, Luis Manso, que por los años 50, apoyado por la institución foral para la que trabajaba, puso en marcha una finca experimental, a la que la seguirían otras explotaciones hasta llegar a la constitución de la cooperativa. Por ello, el concurso de pintxos lleva su nombre, en homenaje a quien valorizó el producto.

Y es que trufas, en Álava, hay de varias clases, algunas incluso sin valor culinario. Pero la negra de Álava tiene todas las consideraciones de un producto exquisito.

Por eso no es barata. Aunque todo depende de cómo se mire. Un kilo de trufa tiene una cotización de 550 euros. Evidentemente, para el consumo doméstico no se adquiere en esas cantidades, ni tampoco se utiliza un hongo entero en una sola comida. Se ralla lo justo y se guarda para una próxima ocasión, ya que una de las grandes ventajas de la trufa es la facilidad de conservación: tanto entera, como laminada se puede congelar o se puede dejar sumergida en aceite, en vino blanco, en Oporto? La cuestión es que un poco de sabor cambia una comida y eso sí es asequible para cualquiera.