lisboa. Al menos 30 personas murieron ayer por las graves inundaciones y fuertes vientos que se registraron desde las primeras horas de la madrugada en el archipiélago luso de Madeira, según confirmó el ministro de Interior de Portugal, Rui Pereira. Aunque fuentes de protección civil y de las autoridades de Funchal, la capital de Madeira, indicaron que aún no hay un recuento oficial de las víctimas.

El ministro Rui Pereira declaró que se está barajando la posibilidad de pedir a la Unión Europea que la isla sea declarada zona catastrófica con el fin de poder poner en marcha los mecanismos comunitarios para situaciones de este tipo. Tras más de quince horas de lluvias ininterrumpidas que asolaron el archipiélago luso, el aeropuerto de Funchal fue cerrado ayer y los vuelos se desviaron a las vecinas Islas Canarias.

Según la alcaldía de la capital de las islas, hay pueblos aislados, carreteras cortadas, riadas y graves daños en numerosas zonas del archipiélago, donde los medios de rescate, bomberos y equipos de protección civil están desbordados. Aunque ayer por la tarde las lluvias ya no eran tan fuertes como las que cayeron durante la madrugada, no dejaron de agravar las inundaciones que se registraron en las principales zonas pobladas de las islas, situadas a 860 kilómetros al suroeste de Lisboa y en las que viven más de 260.000 personas.

El primer ministro portugués, José Sócrates, que se declaró "consternado" por las víctimas y la destrucción en Madeira, anunció su propósito de desplazarse a la isla con el ministro del Interior en cuanto las condiciones meteorológicas lo permitan. El político socialista comprometió los esfuerzos del Gobierno para ayudar a las víctimas y les expresó su solidaridad.