¿Es necesario esperar a concluir los estudios para tener éxito en los negocios? Evidentemente no. De hecho, muchas veces la frescura de las ideas de los alumnos suple con creces los trabajos excesivamente elaborados y previsibles de los creativos. Un programa dedicado a los estudiantes de instituto de cinco naciones europeas -Noruega, Finlandia, Alemania, Holanda y España- trata de explotar al máximo su potencial comercial y presentarles, de paso, otras culturas y mercados. Para dar cuenta de los avances de la iniciativa, esta semana visitan Vitoria los representantes de una minicompañía holandesa creada por adolescentes. Su portavoz, Tjeered Brouwer, confía en que alguna de las entrevistas comerciales que mantiene esta semana con empresas locales fructifique.

Responsables de Caja Vital, Fundación Estadio, Gasteiz Cup, Landher Montaña y DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, escucharán a lo largo de las próximas horas su propuesta. La idea de Tjeered y sus amigos se inspira en la inminente celebración del Mundial de fútbol de Sudáfrica y consiste en comercializar un pack con el que animar a la selección. Aunque puede servir para jalear al Baskonia o al Alavés cada vez que disputan un encuentro.

El kit resulta de lo más completo. Incluye un gorro con el que protegerse del frío en el campo que, de paso, luce los colores del equipo. Una "fufu sela", que es como los sudafricanos anfitriones del mundial denominan a la clásica y atronadora turuta de plástico, elemento imprescindible para hacerse notar desde la grada. Una pequeña pelota de goma antiestrés con forma de balón de fútbol -o de baloncesto si es el caso- para sobrellevar los altibajos del partido, muy práctica para los hinchas sufridores, y un bolígrafo acompañado de una práctica tarjeta preparada para anotar los resultados de los encuentros y seguir de cerca la evolución del torneo.

La intención de los alumnos consiste en vincular el pack a promociones puntuales. Todos sus elementos, desde la bolsa roja que lo guarda hasta la "fufu sela", pueden ir decorados con el logotipo de la empresa patrocinadora -el de muestra luce el nombre del instituto de los chavales, el Friese Poorf-, por lo que es probable que los gasteiztarras lo vean en la calle en próximas fechas.

Julen, Pablo, Iñigo y Maialen, estudiantes del Instituto Ciudad Jardín de Vitoria, recorrieron el mismo camino hace dos semanas, pero al revés. Llevaron su iniciativa comercial a tierras alemanas y buscaron el modo de adaptarla al mercado germano. En su caso, los profesores les animaron a, en lugar de inventar un producto, tomar uno ya existente de entre cinco posibilidades y promocionarlo. Se decantaron por la cartera de artículos de la firma Nova Diet, seleccionaron los que a su juicio más posibilidades de éxito tendrían en aquel país y buscaron distribuidores durante una semana. Fundamentalmente entre las farmacias, centros de fitness y drugstores. Esperan, al igual que sus colegas holandeses, que su experiencia como emprendedores llegue a buen puerto.