vitoria. Al hablar en genérico de infecciones de transmisión sexual (ITS) se tiende a pensar de forma casi exclusiva en el VIH, responsable de la más devastadora pandemia de la historia reciente. Sin embargo, existen muchas otras patologías en este campo cuyos contagios se han multiplicado en los últimos años tras descender su incidencia a niveles mínimos con anterioridad. Infecciones que en la década de los 80 se dieron prácticamente por erradicadas y que, debido al abandono del sexo seguro y otros condicionantes, han vuelto a abundar en los historiales médicos de Osakidetza.
El ex consejero vasco de Sanidad, Gabriel Inclán, no dudó en calificar en su día al periodo 2003-2007 como el "quinquenio negro" de las ITS, precisamente por el imparable incremento de casos de sífilis, gonorrea o clamidia, sólo por citar algunas. Tres años después, la situación no ha mejorado en exceso, más bien al contrario. Según corrobora el presidente de la Comisión Antisida de Álava, Miguel Ángel Ruiz, "el incremento continúa, por desgracia no ha parado desde entonces".
Ruiz señala dos causas principales para contextualizar esta realidad. Por una parte, la llegada de ciudadanos extranjeros con dificultades para acercarse al sistema sanitario. Cuando lo hacen, tienen ya síntomas o lesiones graves, que aparecen con el paso del tiempo, lo que a su vez ha favorecido la expansión de los contagios. Y por otra, la "bajada de guardia" que ha existido, fundamentalmente, entre el colectivo homosexual. Pese a todo, según recuerda Ruiz, "cualquier persona sexualmente activa que no tome riesgos" es susceptible de infectarse.
riesgos Isabel Sanz, enfermera de una de las consultas de ITS con las que cuenta Osakidetza en la CAV, considera que a día de hoy "existe menos preocupación por utilizar el preservativo, lo que ha favorecido que todas las ITS se expandan". La pérdida de la sensación de riesgo como consecuencia de la eficacia de los retrovirales, que han convertido al Sida en una enfermedad crónica, constituye otra razón de peso.
Las cifras aportadas por Sanz son alarmantes. De no tener ningún caso de sífilis en Euskadi en 2002, se pasó a detectar 51 en 2008. En lo que respecta a la gonorrea, se alcanzaron los 146 en 2008, por los 30 de tres años atrás. Éstas son las más comunes, aunque tampoco hay que olvidar otras infecciones como el herpes, la tricomoniasis, la mononucleosis, el chancro o el papilomavirus, todas ellas más fácilmente transmisibles que el VIH.
Aunque de carácter leve en sus fases iniciales y fácil curación -basta, en su mayoría, con la toma de antibióticos-, las heridas que algunas de ellas causan en la piel constituyen "una puerta de entrada" más para el VIH, según advierte Ruiz.
La detección precoz, por tanto, se convierte en una de las claves para el portavoz de la Comisión Antisida. También, "perder la vergüenza" cuando surgen los síntomas, porque "el sexo sigue siendo algo tabú", para acercarse en el menor tiempo posible a la consulta médica. Sólo así se conseguirá, como ya sucedió hace tres décadas, contener esta hemorragia. "Volver a este tipo de casos que en los 80 parecían de otro siglo es un paso atrás", lamenta Miguel Ángel Ruiz.