BILBAO. Euskadi cuenta con cerca de 450 zonas libres de cultivos de alimentos transgénicos. Un total de 449 baserritarras e instituciones de Araba (122), Bizkaia (252) y Gipuzkoa (75) se han sumado a esta iniciativa que menciona hasta 72 cultivos en los que no se quieren ni semillas ni contaminación transgénica.
Si se añaden Navarra e Iparralde, las zonas libres de transgénicos ascienden a 518. En total, se han adscrito a esta iniciativa 63 municipios de las zonas mencionadas, así como 447 explotaciones agropecuarias y huertas domésticas, además de 6 huertas escolares y 2 fábricas de pienso ecológico. A nivel de la Unión Europea, son 4.500 los municipios y 260 las regiones que se han sumado a esta declaración.
El Instituto Manu Robles-Arangiz de ELA ha presentado hoy una monografía titulada "La agricultura y la alimentación transgénica en Euskal Herria", de Helen Groome que, en palabras de la propia autora, pretende arrojar luz sobre qué se entiende por transgénicos, las consecuencias de su consumo, así como los derechos de quienes no quieren producir ni consumir este tipo de alimentos.
Según ha explicado Groome, en el mundo se desarrollan experimentos de ingeniería genética con todos los principales cultivos, aunque la mayor parte de ellos se llevan a cabo sobre cuatro productos: la soja, el maíz, el algodón y la colza, que suponen casi el 100% de la superficie mundial sembrada con organismos modificados genéticamente. Los cinco mayores productores mundiales de transgénicos son EE.UU., Canadá, Argentina, Brasil e India.
En la Unión Europea, sólo existe permiso para cultivar maíz transgénico, mientras que en el sector ganadero su uso está prohibido, si bien se importa soja y maíz modificado genéticamente para alimentar a los animales.
Groome se ha quejado de la falta de información existente en materia de alimentos transgénicos, tanto en el etiquetado, como en los datos sobre la superficie cultivada. En este sentido , se ha lamentado de que los datos institucionales e "independientes" son inexistentes, y que los que hay provienen de las empresas. Precisamente, ha dicho que cuatro compañías controlan el mercado mundial y que, de ellas, una sola tiene una cuota de mercado del 90% en este sector.
Asimismo, la autora del estudio se ha quejado de la falta de estudios "independientes y adecuados" en torno al impacto en la salud de los alimentos transgénicos.
La falta de estadísticas oficiales al respecto hace complicado cifrar la superficie mundial dedicada al cultivo de alimentos transgénicos. De hecho, Groome ha destacado que, dependiendo de la fuente a la que se recurra, en 2008 podría hablarse de una cuarta parte de la superficie cultivada mundial , unas 124 millones de hectáreas, o solamente un 8,4% de las tierras cultivadas del planeta.
En el caso de la UE, existirían unas 100.000 hectáreas dedicadas a este tipo de cultivos, la mayor parte de ellas ubicadas en España. El informe también destaca la existencia de entre 3.000 y 5.000 hectáreas de cultivos de este tipo en Euskal Herria, todas ellas localizadas en la Ribera de Navarra.
Groome ha negado que la aparición de los alimentos transgénicos haya aportado algo en la lucha contra el hambre en el mundo, explicando que si en 1996, año en el que comenzaron a desarrollarse este tipo de cultivos a nivel comercial, existían 800 millones de personas que pasaban hambre en el planeta, en la actualidad la cifra ya se ha elevado hasta los 1.000 millones.