vitoria. La orden judicial que precipitará el desahucio de los 20 miembros del clan de los bartolos todavía residentes en Ali ha cogido con el pie cambiado a todos los implicados en este caso. Ayer, poco después de que Peio López de Munain diera cuenta del inminente operativo policial, este periódico acudió al vetusto bloque de la avenida de Los Huetos y comprobó que, lejos de las intenciones del concejal, las familias no están dispuestas a dar su brazo a torcer para ser realojadas en el asentamiento de Agirrelanda. Bajo ningún concepto. "Hasta que no tiren el edificio, no nos moveremos de aquí", advirtió la matriarca del clan, la María, desde el salón de la que ha sido su casa durante más de 20 años.

Acompañada por su marido, Bartolomé Cortes, su hija Teresa y varios de sus nietos, la líder de los bartolos solicitó una alternativa al planteamiento municipal. E insistió en que antes de ir a Agirrelanda a compartir espacio con la comunidad rumana, con la que prevé "problemas y conflictos", el clan se quedará "en la calle". "Parece que eso es lo que quiere el Ayuntamiento", agregó su hija Teresa.

Las familias pretenden ser realojadas en pisos en la ciudad, un escenario que el Ayuntamiento no está dispuesto a propiciar. "Llevamos mucho tiempo aquí y nos podrían dar una oportunidad, porque no somos delincuentes", manifestó La María. En lo que a su familia respecta, la ayuda municipal de 700 euros ha dejado de ser suficiente para hacer frente a la hipoteca, según su versión. A la otra que vive en el bloque, integrada por un matrimonio y seis hijos, ese grifo se ha cerrado recientemente haciendo imposible afrontar los pagos.

"Tengo 74 años, he nacido aquí y me he criado aquí. Siendo hijos de Vitoria, no nos pueden hacer esto de ninguna manera", lamentó Bartolomé Cortés. "No hay derecho a que hagan esto", apuntó por su parte Teresa. Queda claro que el desalojo del último reducto de los bartolos en Ali dará mucho que hablar.