vitoria. El Almacén Temporal Centralizado (de residuos radiactivos de alta actividad) ha afrontado el tramo final para seleccionar su emplazamiento inmerso en el mismo debate con el que comenzó: si se trata de una instalación industrial de vanguardia o de un "cementerio nuclear". Los principales partidos políticos respaldan la del ATC como la solución más segura para gestionar los residuos radiactivos, pero algunos de sus dirigentes, del PP y del PSOE, advierten de que no la quieren en su comunidad.

La industria nuclear considera también que se trata de la mejor solución para la gestión temporal del combustible gastado en las centrales nucleares y advierte además de que es la opción elegida por la mayoría de los países con centrales nucleares para almacenar y gestionar los residuos de alta actividad que genera su actividad.

Para las organizaciones ecologistas y las diferentes plataformas ciudadanas que se han constituido contra esta instalación, se trata sin embargo de un "cementerio" donde reposarán los residuos más peligrosos durante decenas de años.

Ese "cementerio" condicionará el desarrollo económico de un territorio mucho mayor que el del municipio donde se instale, según mantienen estos colectivos, y consideran por lo tanto que la decisión no puede depender de que una corporación quiera acogerlo.

Quienes lo avalan mantienen que la urgencia de construir un almacén de estas características reside en que algunas de las "piscinas" en las que en la actualidad se acumulan los residuos de las centrales nucleares están ya saturadas, y otras lo estarán en los próximos años (en 2013 la de Cofrentes y la de Ascó 1, y en 2014 la de Trillo). Justifican también esa urgencia en que a partir de 2011 España deberá abonar a Francia unos 60.000 euros diarios por el almacenaje de los residuos radiactivos que tiene allí depositados, en su mayoría procedentes del desmantelamiento de la central nuclear de Vandellós I.

central de residuos nucleares Al margen de filias y fobias, desde un punto técnico el ATC es una instalación industrial diseñada para guardar en un único lugar y con una gestión centralizada el combustible gastado y los residuos radiactivos de alta actividad que se producen en España. Guardará 7.000 toneladas de combustible de las centrales nucleares españolas y unos 1.900 metros cúbicos de residuos procedentes del desmantelamiento, una gestión que se hará en cápsulas de acero y que, según los expertos, gana en seguridad.

Se trata de una instalación "pasiva", que no produce energía, ni se dan en ellas reacciones nucleares, según las mismas fuentes.

Esta instalación industrial, que en opinión de Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos), "no es contaminante", pues "no produce gases, ni humos, ni procesos químicos", tendrá aproximadamente 283 metros de largo, 78 metros de ancho y 26 metros de alto, y constará de cinco áreas o edificios.

Los residuos radiactivos llegarán a la ATC en contenedores homologados para el transporte y, a su llegada, se introducirán en el área de recepción, se voltearán a posición vertical y se transferirán a otra zona para retirar la tapa y comprobar su contenido. En la fase siguiente, según la información facilitada por Enresa, se retirará una segunda tapa del contenedor para poder descargar después el combustible gastado.

A continuación comenzará, en una zona de almacenamiento en tránsito, el encapsulamiento del combustible en cápsulas de acero inoxidable que para finalizar serán transferidas a los tubos de almacenamiento donde permanecerán hasta que se quieran recuperar.

Y es que el ATC también prevé la recuperación de los residuos para su tratamiento una vez finalizado el período de almacenamiento. Toda la gestión de los residuos está automatizada y en los tubos de almacenamiento las cápsulas podrán permanecer 60 años.

Para Enresa, España debe afrontar la gestión de sus residuos radiactivos de alta actividad al igual que en su día lo hizo con los de baja y media (procedentes de hospitales, de centros de investigación, de la industria o de las propias centrales nucleares), que se almacenan en El Cabril, en la localidad cordobesa de Hornachuelos. Las piscinas de las centrales nucleares "están casi saturadas", según Enresa, que recuerda que los residuos de alta actividad de la desmantelada central de Vandellós I (Tarragona) deben comenzar a retornar a España antes del 31 de diciembre de 2010.