vitoria. La asociación de apoyo a presos Salhaketa recordó ayer en su balance anual que estas fechas no son las mejores para todos. Sin ir más lejos afirmó que los centros penitenciarios se convierten en tristes cementerios puesto que estos días son las más habituales para que algunos reclusos pongan fin a sus días. "La actual cárcel de Nanclares sigue de luto", apuntó el portavoz del colectivo, César Manzanos. Con los datos en la mano, el representante de Salhaketa explicó que son 16 los presos que han muerto en esta institución penitenciaria desde 2004 por causas no naturales. "El denominador común es que estas víctimas no recibieron la asistencia sanitaria que necesitaban", reivindicó.

Asimismo, afirmó que esta cifra podría ser aún mayor si se sumaran a ella aquellas personas que son trasladadas porque presentan riesgo de suicidio o porque están en estados muy avanzados de una enfermedad.

Según indica la estadística, este último año ha sido el menos trágico ya que la triste muerte de un recluso vizcaíno en la cárcel vitoriana el pasado 12 de septiembre es la única que hay que lamentar. Una defunción que, según Salhaketa, "no se dio a conocer hasta casi tres semanas después y fue una nueva crónica de una muerte anunciada debido a la existencia de evidencias suficientes para afirmar que no recibió los cuidados necesarios en vista de su delicado estado de salud".

Ésta ha sido la cifra más benevolente de los últimos años en este sentido en la prisión de Nanclares. Y es que mientras que en 2004 se registraban dos defunciones -una por ahorcamiento y otra tras aparecer muerto en la cama-, 2005 se convirtió en un año negro. Hasta cinco reclusos perdieron la vida por diversas causas, tres de ellas tras ahorcarse. Por último, entre 2006 y 2008 se ha seguido una línea regular en la que ha habido que lamentar la muerte de tres personas en 2006, dos en 2007 y otras tres el año pasado.

Ante estos lamentables sucesos, Salhaketa instó a la Dirección General de Prisiones y al Gobierno Central a realizar un seguimiento más exhaustivo "de esta terrible situación".

Por otro lado, el colectivo de ayuda a los presos no quiso cerrar su evaluación anual sin felicitarse por la sentencia condenatoria de un año de prisión al ex subdirector de Nanclares de Oca por el delito de coacciones sexuales a una mujer presa. "Es un precedente de jurisprudencia muy importante para en un futuro tratar de evitar estas situaciones, aunque somos conscientes de su limitado alcance", explicó Manzanos.