vitoria. Ni siquiera la certeza de la existencia de peligro manifiesto echó atrás a los agentes encargados de la operación. Había un arma de por medio y la situación amenazaba riesgo. Sin embargo, los policías municipales hicieron su trabajo y lograron desactivar una célula que trataba de enriquecerse gracias al tráfico de estupefacientes en la capital alavesa. No lo logró por los inconvenientes creados por los responsables del cuerpo policial. Su operativo, puesto en marcha tras una situación dantesca, logró decomisar un cuarto de kilo de una sustancia estupefaciente, probablemente, cocaína, y detener al responsable de la distribución de la droga. Dicha cantidad habría generado en el mercado negro una facturación cercana a la locura: 110.000 euros.
Según indicaron fuentes conocedoras de la operación, el pasado domingo, dos agentes de la Policía Municipal se vieron ante una situación complicada. Hacia las 6.00 horas, los dos patrulleros realizaban sus habituales labores de seguridad ciudadana en el centro de la urbe gasteiztarra. Fue entonces cuando observaron cómo un turismo circulaba por la calle Francia de forma extraña. El coche frenó finalmente de manera brusca delante del vehículo policial. Ahí llegó la sorpresa. El conductor se bajó, se dirigió a los agentes y denunció que en la parte trasera de su coche llevaba a una persona que le estaba amenazando con un arma de fuego.
Los agentes tiraron de manual e hicieron salir a otras tres personas que se encontraban dentro del turismo: dos hombres y una mujer. En el registro pertinente llegó la segunda sorpresa. Los municipales localizaron en el suelo de la parte trasera del vehículo una pistola de pequeño calibre. Al parecer, los tres varones habían discutido previamente en un establecimiento público. Por todo ello, los ocupantes fueron trasladados hasta las dependencias de la Policía Local, en Aguirrelanda, con el fin de aclarar los hechos.
Uno de ellos, el que resultó ser el propietario del arma, tenía entre sus pertenencias las llaves de un segundo turismo que fue registrado con la colaboración de la Unidad Canina Antidroga de la Ertzaintza. Ahí llegó la tercera sorpresa. Se encontraron 225 gramos de cocaína de gran pureza. Según la Policía Municipal, con dicha cantidad se podían haber elaborado unas 7.200 dosis de cocaína con una pureza del 10% que en el mercado hubieran alcanzando un valor de unos 110.000 euros -normalmente, la pureza de esta droga en el mercado alcanza un grado de entre el 1 y el 4%-.
El portador de la droga, un varón de 29 años, con antecedentes por hechos similares, fue detenido por un presunto delito contra la salud pública y por posesión ilegal de armas. Por todo ello fue puesto a disposición judicial. Las otras tres personas quedaron en libertad.
ranking anti droga Esta operación se convierte por sí misma en una de las de mayor calado efectuadas por la Policía Local en su lucha contra el narcotráfico a lo largo de este ejercicio, un 2009 que se recordará por investigaciones como la que logró desactivar una banda de narcos a los que se decomisó 83 kilos de hachís entre abril y julio.
En aquel entonces, más que un golpe, la Guardia Urbana de Vitoria asestó un hachazo en toda regla al narcotráfico al desarticular una red dedicada a la venta de hachís. La operación llevó ante las autoridades a once vecinos de Gasteiz, recuperó más de 75 kilogramos de droga, cuatro vehículos implicados y provocado el cierre provisional de cinco bares que, presuntamente, se dedicaban a vender la droga importada desde el sur del Estado.
La operación que propició la desarticulación de la banda, integrada exclusivamente por individuos de origen marroquí aunque empadronados en Vitoria, se fraguó a comienzos de año. El hachís, preparado en huevos, placas de polen y grandes bolas, era transportado de las más diversas maneras. Según explicaron el concejal de Seguridad Ciudadana, José Manuel Bully y el comisario de la Policía Local, José Antonio Vicho, uno de los detenidos fue sorprendido con un cinturón que almacenaba un kilo en piezas alrededor de su cintura, mientras que otra parte del alijo fue descubierto en dos domicilios y el resto camuflado en el interior de vehículos expresamente preparados para ello.
La droga llegaba en convoyes de turismos que viajaban por carretera. Un primer vehículo ejercía de lanzadera y abría paso al segundo, en el que viajaban tanto la droga como el máximo responsable de la banda. Los agentes participantes en el operativo mostraron en su día el doble fondo empleado en uno de los coches intervenidos, un Audi A4, cuyo maletero incluía un sofisticado doble fondo con mecanismo de apertura desde el interior del habitáculo.