"Los cinco británicos, que habían sido arrestados tras entrar de forma ilegal en aguas de la República Islámica cerca de la isla de Siri, fueron liberados hace unas horas", se explica en un comunicado divulgado por la radio estatal.

"Se recibieron las garantías suficientes, y tras ello se ha liberado a los cinco... Se ha llegado a la conclusión de que entraron por error en aguas territoriales", se añade.

Los navegantes británicos fueron detenidos el pasado 25 de noviembre, cuando viajaban desde Bahrein a Dubai para unirse a la regata entre esta última ciudad estado y la capital de Omán, Mascate.

Luke Porter, Oliver Smith, David Bloomer, Oliver Young y Sam Ushe viajaban a bordo del velero "Kingdom of Bahrain", perteneciente a la organización "Sail Bahrain", cuando fueron interceptados por una patrulla.

La noticia fue desvelada la noche del lunes por el Ministerio de Exteriores británico y confirmada después por la Guardia Revolucionaria y por el jefe de la Oficina presidencial iraní, Esfandiar Rahim Mashai, quien advirtió que se tomarían medidas seria se comprobaba que actuaron de mala fe.

Sin embargo, poco después, el jefe de la diplomacia británica, David Miliband, quiso quitar hierro al asunto y señaló que la situación creada no era más que un problema "consular".

Esta era la tercera vez que la Armada iraní detenía a británicos en alta mar, después de que en 2007 arrestara a punta de pistola a 15 militares del Reino Unido, que fueron retenidos durante trece días.

Los militares, atrapados por haber invadido supuestamente aguas de Irán, fueron puestos en libertad después de que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, les concediera el perdón. En 2004, otros ocho soldados británicos fueron detenidos en la misma zona y puestos más tarde en libertad.

El incidente se ha producido en un momento en el que las siempre tensas relaciones entre ambos países atraviesan una de su fases más críticas.

El régimen iraní acusó el pasado verano a Londres de injerir en los asuntos internos de Irán y alentar las multitudinarias protestas populares que estallaron contra la reelección de Ahmadineyad, que la oposición considera fraudulenta.

El Reino Unido, por su parte, ha advertido al régimen iraní de que podría hacer frente a nuevas sanciones internacionales si no despeja las dudas que se ciernen sobre su controvertido programa nuclear.