Vitoria. Turno de los psicólogos encargados de dibujar los perfiles de las denunciantes y de los abogados responsables de exponer sus conclusiones en el juicio contra el ex subdirector de seguridad de la cárcel de Nanclares de la Oca. Los portavoces de las internas que acusan a M. M. de un presunto delito de coacciones sexuales -el de abusos fue retirado ayer sobre la marcha por la abogada de la asociación de apoyo a los presos Salhaketa Marta Aldanondo-, invirtieron la mañana en tratar de elevar a rango de prueba directa los testimonios de sus representadas, si bien la Fiscalía -que solicita el sobreseimiento de la causa y que ha actuado durante todo el juicio como sustento de la defensa- y el abogado del acusado insistieron en que "no hay nada más que rumores y declaraciones viciadas". Al concluir la vista, el acusado aprovechó la oportunidad de hablar que el magistrado le concedió para solicitar una sentencia lo más rápida posible "que ponga fin a un infierno que dura ya cinco años".
El enfrentamiento entre las partes dio comienzo con la comparecencia de los psicólogos encargados de avalar la coherencia de los testimonios facilitados por Begoña, Mabel, Gloria y Raquel, las cuatro internas que dirigen hacia el ex subdirector el dedo acusador del acoso sexual. Todos los expertos llamados a declarar confirmaron la consistencia de los relatos aportados por las reas, expusieron que sus historias carecían de exageraciones sobre el daño provocado, destacaron la compatibilidad emocional manifestada durante las narraciones, constataron la ausencia de patologías que pudieran distorsionar su percepción de la realidad y subrayaron la existencia de indicadores que apuntan a que todas ellas "dicen la verdad". Las declaraciones realizadas en su día por las denunciantes y contenidas en el extenso expediente de la causa no fueron aprendidas de memoria, debido a su espontaneidad, coherencia argumental y ritmo expositivo
No obstante, además de conseguir que todos y cada uno de los psicólogos tildaran de "posiblemente conflictivas, suspicaces y manipuladoras" a las denunciantes, defensa y fiscal lograron que reconocieran que la metodología aplicada en las entrevistas carece de aval científico y no es fiable al 100%. También pusieron de manifiesto que, en el caso de Raquel, su testimonio inicial no refería amenazas de índole sexual sino más bien encaminadas a conseguir que se "chivara" de cuanto realizaban sus compañeras.
conclusiones Llegada la hora de que los abogados expusieran sus conclusiones, el representante de Begoña no dudó al conceder al testimonio de las denunciantes categoría de "prueba de cargo". Frente a la teoría de la defensa de que M.M. se ganó la enemistad de las reas por multiplicar los controles para erradicar el movimiento de estupefacientes dentro de la cárcel, el letrado destacó que en ningún momento existió tráfico de drogas sino pequeñas posesiones encaminadas al consumo personal. Insistió en el carácter sexual de las proposiciones del ex subdirector y recordó al tribunal que en una sentencia de este mismo año, un funcionario de la prisión pontevedresa de A Lama fue condenado en base al testimonio de una sola interna.
La portavoz de Mabel y Raquel incidió en las alusiones al físico de las denunciantes presuntamente efectuadas por M.M. "con alusiones netamente sexuales" y a la propuesta de intercambio de favores supuestamente realizada por el ex director. Además, para tratar de echar por tierra la tesis del montaje, explicó que las denuncias no se produjeron al unísono y que la de Raquel se tramitó estando ella en Aranjuez, "con lo cual no hubo contacto entre ellas". La letrada de Gloria abundó en esta línea al señalar que "las denuncias se presentaron en momentos diferentes pero las acusaciones son iguales" y recordó que las "múltiples" entrevistas que celebraba M.M. siempre tenían como objetivo a las reas "más atractivas" del penal.
Ninguno de estos argumentos convenció a la fiscal, quien explicó que el proceso concluido ayer "es de libro" al carecer por completo de pruebas directas. "Hemos oído rumores y testimonios viciados por parte de las denunciantes cuyo objetivo era deshacerse de quien les hacía la vida imposible a base de controles y aprehensiones de droga. Tampoco ha quedado acreditado que hubiera manifestaciones sexuales y se ha aludido a las miradas, pero una mirada tampoco es una prueba". La defensa de M.M. señaló a las denunciantes como propagadoras de los rumores, reiteró la falta de pruebas y manifestó que las continuas visitas de su defendido al módulo de mujeres se tradujeron en "incautaciones de droga mucho mayores de lo habitual".