Vitoria. El 19 de noviembre de 2008, el caso Veleia saltó por los aires. Una comisión de expertos activada por el Departamento foral de Cultura determinó que las piezas halladas en el yacimiento romano, y llamadas a cambiar la historia del cristianismo y del euskera en la provincia, eran falsas. Esa demoledora conclusión provocó una polémica que llegó a los tribunales y que, un año después, sigue coleando. No tanto por la postura de la Diputación alavesa, que da el caso por cerrado, como por los directamente señalados por la controversia, el equipo en torno al arqueólogo Eliseo Gil, que continúa exigiendo nuevas pruebas.

La plataforma SOS Veleia, de hecho, salió ayer a la calle para recabar apoyos en torno a su manifiesto. La entidad reveló, a través de un comunicado, que en un mes ha recogido más de 1.000 firmas para pedir "nuevas analíticas para esclarecer el asunto de Iruña Veleia".

Esta postura choca de frente con las intenciones del Gobierno foral, que por activa y por pasiva ha insistido en que el debate científico está cerrado. Las conclusiones de los expertos que se conocieron hace un año no dejaban lugar a dudas; hablaron de manipulación de piezas, de procesos de excavación "erróneos", anomalías en las dataciones e incluso de "una chapuza miserable". Ante tales afirmaciones, la respuesta del Departamento foral de Cultura fue contundente: revocó los permisos de excavación a la empresa Lurmen, ligada a los arqueólogos Eliseo Gil e Idoia Filloy, y anunció que trasladaría el asunto a los tribunales.

Esta postura contrasta con la defensa numantina que, hasta la fecha, Gil y Filloy han realizado de los grafitos -como el Calvario o las palabras en euskera- hallados en el yacimiento alavés en los años 2005 y 2006. Los arqueólogos, de hecho, han insistido en que las conclusiones de los expertos no se corresponden con los informes que presentaron y, por lo tanto, exigen que se realice una tercera consulta que dirima el conflicto.

los acusados Y, mientras Lurmen y SOS Veleia solicitaban que la investigación continúe, el caso también llegó a los tribunales. Una situación que ha vuelto a rizar el rizo de este caso. En la comisión de expertos de hace un año quedó una incógnita por desvelar: ¿quién era el responsable de la manipulación? Eso sí, se dieron pistas que describían a varios autores, que la manipulación se habrían realizado a finales del siglo XX y que los textos demostraban un conocimiento casi burdo del latín y el euskera. La Diputación destapó sus cartas cuando, ya a finales de marzo de 2009, acusó ataque al patrimonio a Gil y el geólogo Óscar Escribano, así como de estafa de nuevo a Gil y el físico nuclear Rubén Cerdán. A estas acusaciones se sumaron después las de los patrocinadores de la excavación, EuskoTren y ETS.

Este panorama volvió a enmarañarse cuando, en septiembre, la jueza determinó, en una de las causas vinculadas a EuskoTren, que no había delito en las actuaciones de Eliseo Gil. A falta de que se resuelvan las otras acusaciones pendientes, la situación en torno a Veleia sigue siendo una incógnita, al convertirse en un caso donde se habla de falsedad pero no de culpables.