vitoria. Hace cinco años, fue incluido en la lista de los 500 españoles más influyentes. Javier de Lucas es director del Colegio de España en París, pero su trayectoria profesional es mucho más extensa. Ha sido profesor en múltiples centros internacionales y articulista. Hoy se convierte en ponente de la segunda jornada del XVII Congreso de Estudios Vascos.
Su ponencia se enmarca en el eje de la globalización, ¿qué aportará?
Presentaré una reflexión de la globalización desde el punto de vista tecno-económico. Pienso que crea sujetos excluidos y candidatos a serlo, cultural y políticamente. Me centraré en los inmigrantes y refugiados y en cómo se crean como sujetos excluidos.
¿Considera que vivimos en una sociedad híbrida?
Vivimos en una sociedad desigual por la concentración de poder, político, económico, tecnológico o cultural, que está en pocas manos. No me quiero referir a que está en las manos de los estados. Se están privando los derechos básicos y el mundo no está en nuestras manos, sino en los grandes grupos mediáticos.
En un mundo globalizado, ¿qué está más presente, la homogeneidad o la diversidad cultural?
Esto es un planteamiento algo tramposo porque se puede responder en dos sentidos. Por un lado, está la reivindicación de los diferentes, pero esto no es algo que esté al alcance de todos.
Y, ¿en el caso de Euskadi?
Puedo hablar poco porque no lo conozco. Hay agentes de diversidad, pero hay una dinámica fuerte hacia la homogeneidad y hay un proyecto que lo reivindica. Pero creo que cuando se puede ser diferente, en este caso con la riqueza que posee Euskadi, es posible la inclusión.
¿Qué suponen los procesos migratorios en la globalización?
Son el mascarón de proa. Los políticos no están por la labor de una movilidad libre, sino del control. La Unión Europea niega el derecho de circular libremente sólo cuando les viene bien. Hay una contradicción entre la lógica económica y la lógica universalista de la globalización y la primera prima sobre la segunda. Se les trata como mercancías y se les niegan los derechos.
¿Considera adecuadas las políticas de inmigración actuales?
No. Son de un mercado global, pero no de inmigración. Se quiere gestionar como mano de obra barata o trabajo. Por ejemplo, Berlusconi lo lleva al extremo, una vez el inmigrante se queda sin dinero, se le trata como a un delincuente.
¿La gente tiene prejuicios en el tema de la inmigración?
No, a pesar de la cantidad de mensajes que se mandan. Pero por ejemplo, en los colegios públicos o en la Sanidad, en vez de reformarse ante la llegada de inmigrantes, con la llegada de tanta gente y sin adaptación, se degradaría. El nacional dirá que es culpa de la inmigración, pero es que todos tenemos que tener el mismo derecho.
¿Cómo se han adaptado los ciudadanos e inmigrantes?
Creo que los conflictos son menos dramáticos de lo que parece. La integración es igualdad, pero cómo es posible que una potencia del mundo, como es España, esté angustiada por el tema de los refugiados y sólo pueda acoger 200. Entonces no podemos hablar de integración.
¿Qué impacto ha tenido la globalización a nivel social?
Todo el mundo puede ver y estar en contacto con todo el mundo y ello, ha hecho más fácil el acceso a la información. Con la globalización, todos los ciudadanos estamos en la misma barca.