- La comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados ha dejado muchas preguntas sin respuesta. El presidente español acudió ayer al pleno para atender la avalancha de peticiones de comparecencia por su giro unilateral sobre el Sahara, y con el objetivo de explicar por propia iniciativa los acuerdos del Consejo Europeo para afrontar las consecuencias de la guerra de Rusia contra Ucrania. El resultado fue muy desigual. Se quedó solo en la defensa del acuerdo con Marruecos, que supone dar por buena la cuestionada propuesta de autonomía del rey Mohamed VI sobre el Sáhara, y no logró desactivar la ofensiva parlamentaria prevista para la próxima semana con iniciativas de PNV, ERC, EH Bildu y Unidas Podemos. Evitó defender el derecho de autodeterminación, y no aclaró qué presiones ha podido recibir desde Estados Unidos.

Pero, en cuanto al paquete de medidas ante la guerra, la unidad que pidió parece más factible. A pesar de las críticas a algunas medidas o por la falta de diálogo, empezó a cosechar los primeros votos a favor (el PDeCAT confirmó sus cuatro síes, y parece que también lo hará Teruel Existe), EH Bildu anunció que el plan “será aprobado” si de su grupo depende, y el PNV aseguró que las medidas “están bien en general”. En un primer momento, Sánchez no detalló qué propuesta enviará con Portugal a la Comisión Europea para desacoplar los precios del gas y la luz, aunque sea la palanca que está llamada a propiciar que los precios bajen y se alivie la presión sobre la industria y los ciudadanos. Fue el toma y daca con el PNV el que finalmente terminó arrojando pistas, ya que Sánchez deslizó que se va a inspirar en la propuesta jeltzale para que el coste de la medida se reparta entre el sistema energético.

Sánchez se había limitado a decir que “antes de que acabe esta semana” enviará ese paquete de medidas a Europa, y que se ha esforzado para convencer a los socios europeos para que concedan un trato específico a la península. “Las medidas no suponen subvencionar al gas, no distorsionan las ayudas a las energías limpias, ni los precios en la Unión Europea. Pero nos va a permitir reducir los precios de la energía”, sostuvo. Sí concedió a los grupos de izquierda que va a estudiar la prórroga de las medidas del decreto anticrisis aprobado el martes, más allá del 30 de junio. “Estamos abiertos”, dijo, aunque no anunció cambios en los contenidos que tiene que convalidar el Congreso. Los repitió uno a uno.

Lo que sí descartó abiertamente es la rebaja de impuestos que le pide el PP, y se limitó a defender la rebaja del IVA en la electricidad. De momento, el principal partido de la oposición no termina de ajustar su discurso pese al relevo de Casado por Alberto Núñez Feijóo, en teoría más centrista. Y el propio Sánchez arrojó más gasolina al fuego, opinó que su rebaja fiscal sería un “suicidio” porque se deben mantener los servicios públicos, y llegó a decir que “aquí solo se han forrado algunos a base de sobresueldos y comisiones ilegales”, en alusión al PP. Así respondía a las acusaciones de que su gobierno se forra con impuestos.

Sánchez acudió con una intención evidente de minimizar la cuestión del Sáhara dedicándole solo quince minutos en una intervención inicial de casi hora y media. Así dejó ver su incomodidad con este debate, aunque le quitó hierro asegurando que no hay giro y que solo da “un paso más” desde que hace catorce años el Gobierno español saludó la propuesta marroquí de autonomía. Los demás portavoces pusieron en evidencia que es el único que no ve un giro, porque Argelia lo ve (ha realizado movimientos para retirar a su embajador) y lo ve el Sáhara. Sánchez dijo defender las resoluciones de las Naciones Unidas, que no solo incluirían el derecho de autodeterminación. Le habían pedido que aclare si apoya ese derecho, pero él se zafó y pidió que lo haga el PP, y añadió que comprende que los nacionalistas lo apoyen. Defiende una solución “mutuamente aceptada”, y ser proactivos ahora que Naciones Unidas ha nombrado un nuevo enviado especial.

Aunque el PNV le preguntó por qué ha utilizado las mismas palabras que Trump para valorar la vía de Marruecos (diciendo que es seria y creíble) y el PP deslizó que esa carta la escribió “al dictado” de otros, Sánchez no aclaró nada y se ciñó a defender que el acuerdo es importante para el “control de la migración” y evitar una “acción unilateral” de Marruecos. Defendió la “política real”. Sus socios de Podemos le pidieron que rectifique desde la “lealtad”.

“Se ha hablado mucho de un giro del Gobierno, pero más bien hay que hablar de un paso más”

Presidente del Gobierno español