- Gabriel Rufián anunció ayer la abstención de ERC en la prórroga del estado de alarma, pero avisó de que su voto se está moviendo en el filo de la navaja, a punto de caer en el lado del no por la actitud que está mostrando el Estado en la gestión del coronavirus. Como novedad, el republicano apretó un poco más las tuercas a Pedro Sánchez para que retome la mesa de diálogo con Catalunya sobre el conflicto político, un asunto que ya puso sobre la mesa a la hora de hablar de los pactos de reconstrucción, pero que ahora plantea con mayor contundencia para que las conversaciones se retomen en cuanto el estado de alarma se termine y, en cualquier caso, "no más tarde de junio". Sánchez le respondió que su intención es retomar el diálogo cuando la ciudadanía lo entienda. Rufián afeó al Gobierno "tres errores": la vuelta al trabajo en sectores económicos no esenciales, que haya optado por recentralizar competencias que son de las autonomías y se haya decantado por un "ordeno y mando" que agrava la situación, y que no deje la comunicación en manos de personas "normales", expertos y políticos, en lugar de "militares y fanáticos". Pidió una gestión asimétrica de la vuelta a la normalidad y que las comunidades recuperen sus competencias.

Desde EH Bildu, Mertxe Aizpurua planteó una desescalada por territorios. No le negó a Sánchez que tiene que existir coordinación, pero reclamó que el diseño quede en manos de las comunidades. Sobre el diálogo para la reconstrucción, pidió una relación "bilateral" con Euskadi, de igual a igual y, aunque aclaró que les mueve la "independencia", mientras tanto estarán en los foros donde se decidan materias que afecten a los vascos, un discurso que ha tenido históricamente el PNV.