madrid - Pablo Casado reconoció ayer lo que se venía intuyendo en los últimos días: que las elecciones vascas son un laboratorio para la coalición con Ciudadanos, más allá del resultado que puedan obtener o del futuro del PP de la CAV como organización autónoma. Así, tras el golpe de mano que ha acabado con el liderazgo de Alfonso Alonso, Casado espera poner ahora el primer embrión de una alianza de la derecha que está convencido de que le llevará a La Moncloa tarde o temprano.
En palabra del presidente de los populares, forjar una coalición electoral entre el PP y Ciudadanos era el objetivo “fundamental” ante las elecciones al Parlamento Vasco del 5 de abril, ya que ambos partidos deben “ir juntos” hacia la expulsión de Pedro Sánchez de La Moncloa. La estrategia de Casado es por tanto priorizar a toda costa la reunificación de la derecha, aunque ello conlleve poner en riesgo la unidad interna de su partido. No quiere desperdiciar “una tercera ocasión” -tras ser claramente derrotado en abril y noviembre- y ve como un paso imprescindible las elecciones en Euskadi y Galicia para concurrir con Cs en unas futuras generales.
Tras asistir a una conferencia de Alberto Núñez Feijóo, Casado argumentó que tanto en la CAV como en Galicia va a contraponer el modelo de un “constitucionalismo que es capaz de unirse”, frente al del “nacionalismo y la izquierda radical” que divide a la sociedad. Respecto a la crisis que ha provocado en el seno de los populares vascos, se limitó a felicitar a Alfonso Alonso por su trayectoria política y acto seguido habló del nuevo candidato, Carlos Iturgaiz, del cual elogió su “compromiso y generosidad” por aceptar encabezar la marca electoral de PP+Cs. “Nadie puede poner en duda la defensa que ha hecho de las libertades, la Constitución y el proyecto europeo”, añadió.
Con estas palabras, Pablo Casado intenta dar por zanjada la crisis interna abierta la pasada semana que ha culminado con la expulsión de Alfonso Alonso y su salida de la presidencia del PP en la CAV, todo ello por su desacuerdo por la forma de gestionar desde Madrid la coalición electoral y por la decisión de otorgar a Ciudadanos dos puestos de salida en las candidaturas. El enfado en el sector de los populares vascos cercano a Alonso -mayoritario en el partido- es notable a día de hoy, y a Génova le urge apagar el fuego pronto, más si cabe cuando únicamente faltan tres semanas para el comienzo de la campaña electoral en Euskadi.
De cualquier manera, Casado insiste en que la prioridad es volver a reunir a la derecha bajo unas únicas siglas. En ese sentido, recordó que llegó a la presidencia del PP en 2018 prometiendo “aglutinar el espacio del constitucionalismo” para acabar con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que había “pactado una moción de censura con los socios más radicales en cualquier Gobierno de la historia de España”.
El líder popular cree ahora que ese objetivo está más cerca con la coalición que liderará Carlos Iturgaiz, que confía en que sea “tan exitosa como esa plataforma que tuvimos con UPN en Navarra, que nos dio la alcaldía de Pamplona y que nos situó como primera fuerza en la Comunidad Foral”. En ese sentido, celebró que a partir de ahora “la fragmentación del voto del centro-derecha” no les va a penalizar, como ocurrió en las dos elecciones generales.
“opción centrada y moderada” En términos similares a Casado se expresó su mano derecha Teodoro García Egea, que animó a los electorales vascos a apostar en las urnas por la nueva coalición electoral, ya que es la “opción centrada, sensata y moderada” que puede cambiar “el rumbo” en la política vasca. El secretario general del PP considera además que Iturgaiz es un candidato “excelente” para impedir un nuevo Gobierno del PNV y PSE, y que puede atraer voto antiguo de los socialistas que a su juicio “se han convertido en una muleta del PNV y en una comparsa de ERC”.