madrid - El Gobierno socialista en funciones, a pesar de haber limitado su intervención en los actos de ayer de exhumación y reinhumación del dictador Franco a la obligada presencia de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, como notaria mayor del reino, ha querido finalmente ocupar su propio espacio. El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, compareció por sorpresa en La Moncloa para, a la misma hora en que comienzan los informativos de televisión, pronunciar una declaración institucional sobre el traslado de los restos de Franco del Valle de los Caídos al cementerio de El Pardo-Mingorrubio.

El presidente aseguró que se ha dado “un paso más en la reconciliación” y “nuestra democracia se prestigia no sólo ante nuestros ojos sino a los del mundo” al atender a la recomendación de que el Franco no descansara en el mismo lugar que sus víctimas, realizada por Naciones Unidas. “Hoy España cumple consigo misma”, señaló, y se “pone fin a a afrenta moral que suponía el enaltecimiento de un dictador en un espacio público”.

Según Sánchez, “el homenaje público más que anacronismo y una anomalía era un agravio a nuestra propia democracia”. “Ponerle fin era un deber para las generaciones que no crecimos bajo el trauma de la guerra civil y del franquismo”. Porque, señaló, “la España actual es fruto del perdón, pero no puede ser producto del olvido”.

El jefe del Ejecutivo recordó que en el Valle los Caídos hay enterrados aún “34.000 compatriotas, víctimas de la Guerra Civil”, un tercio de ellos permanecen sin identificar y muchos fueron trasladados allí sin el consentimiento e incluso el desconocimiento de sus familias. Esto es “una infamia que más pronto que tarde deberá también ser reparada” al igual, afirmó, con las “miles de fosas dispersas por toda nuestra geografía”.

Consciente de las acusaciones de electoralismo que le han hecho tanto PP y Ciudadanos como Unidas Podemos defendió que “mi Gobierno anunció públicamente que lo haría en el mismo momento en que esto fuera posible”. “Y este es el momento. Y así se ha hecho. Ni un día antes ni un día después”, añadió.

Críticas de la oposición El líder del PP, Pablo Casado, aprovechó un acto electoral en León para asegurar que el 10 de noviembre no se vota sobre el pasado, sino sobre el futuro de los españoles. Así, recuperó una frase del historiador Santos Juliá para subrayar que “el pasado, pasado está”.

Según aseguró el presidente de los populares, su compromiso será “defender los intereses de su futuro” y comprometerse con “la Transición y con la concordia”.

Por su parte, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, lamentó “el espectáculo” en que a su juicio se convirtió la exhumación de Franco y reprobó que se hubiera visto a “decenas de fascistas” empañando “lo que debería ser un día discreto de triunfo de la democracia”.

Iglesias lamentó que por exhumar al dictador en campaña se haya tenido que ver a “Tejero saltándose un cordón policial” o a gente gritando “Viva Franco” o “Viva España”, y volvió a cuestionar que ayer fuera un buen día para la exhumación debido a la cercanía de las elecciones.

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, acusó a Sánchez de tener más coraje para exhumar a Franco que para cesar al presidente de la Generalitat, Quim Torra, y frenar a los “comandos separatistas”. Para el lider del partido naranja, ningún ciudadano cambiará sus prioridades sociales, políticas y económicas por “un espectáculo de serie b mala”

Santiago Abascal, líder de Vox, se refirió a Sánchez como “el carroñero de la Moncloa” y afirmó de él que “lo único” que buscaba con la exhumación es “una campaña de odio”. - DNA