Bilbao - Hasta las 18.10 horas de la tarde de ayer, las inmediaciones del palacio Euskalduna de Bilbao permanecían en tensa calma. A un lado de la avenida Abandoibarra, miembros de Vox estaban ya dentro del centro de convenciones y espectáculos donde ayer ofrecieron un mitin prelectoral. A veinte metros, unos 400 jóvenes convocados por Sare Antifaxista protestaban contra la presencia del partido ultra. En medio, un dispositivo de la Ertzaintza. Pero la salida del secretario general de Vox, Javier Ortega Smith para pedir explicaciones a la Policía vasca hizo explotar la situación. Acto seguido se sucedieron las cargas por el parque de doña Casilda, llegando las escaramuzas hasta Gran Vía, Pozas, la avenida Sabino Arana -con varias barricadas-, e incluso hasta las puertas de San Mamés. La Er-tzaintza, dos de cuyos agentes fueron heridos, efectuó 22 detenciones.

Una quincena de furgonetas y un amplio dispositivo separó a ambos bandos, con una Ertzaintza que estaba sobre aviso tras los altercados en la visita de Vox en pasado abril en los que una joven resultó herida. Salvo algunos pocos intercambios de palabras, la situación permanecía tranquila. La concentración que reprobaba la llegada a Bilbao del partido ultraderechista se pasó buena parte del tiempo lanzado proclamas como Abascal, fascista y subnormal, españoles hijos de puta, no sois nada sin farlopa o PNV lotu zure txakurrak. Los asistentes al mitin de Vox respondieron tímidamente exponiendo sus banderas de España. No fue hasta la salida de Ortega Smith cuando la tensión saltó por los aires. El segundo de a bordo de Santiago Abascal -presente en el mitin de ayer- solicitó explicaciones a la Ertzaintza sobre una concentración que, a su juicio, carecía de autorización. “Esta gentuza viene a presionar, a coaccionar y a intentar que este acto no se pueda celebrar”, le espetó a los mandos del operativo, a los que preguntó por la razón “por la que no se ha disuelto”.

La tensión acumulada explotó. Fue entonces cuando los concentrados rompieron la línea de la Ertzaintza, que comenzó a cargar en el parque de doña Casilda. Dispersados por sus inmediaciones del centro -incluso hasta el centro comercial Zubiarte-, las algaradas llegaron a las inmediaciones de San Mamés, donde miles de aficionados del Athletic entraban al partido. Las cargas de la Policía vasca se sucedieron en unos momentos de desconcierto en los que los manifestantes se expandieron por la Gran Vía e Indautxu y quemaron contenedores en Licendiado Poza y cruzaron otros en Sabino Arana. Cortadas las arterias principales de Bilbao, la situación recobró la normalidad para las 19.30 horas.