barcelona - Ciudadanos convirtió ayer el Parlament en una especie de plató televisivo a lo Sálvame que acabó con el anunciado fracaso de la moción de censura planteada contra Quim Torra y a la que solo se sumó el PP (40 votos, lejos de los 68 necesarios), con la abstención del PSC y el rechazo de los grupos soberanistas y los comunes. El Govern cargó contra esta iniciativa por ser un mero “acto de propaganda” de la formación naranja. El president eludió tomar la palabra y delegó en la consellera de Presidencia y portavoz de la Generalitat, Meritxell Budó, el turno de réplica, concentrado en nueve minutos donde censuró a la líder ciudadana, Lorena Roldán, por hacer un “uso fraudulento” de los recursos públicos y de la Cámara, que “no es un bar ni un plató de televisión, ni un pabellón donde hacer actos de campaña”. “Algunos quieren que asistamos a un debate electoral de un partido y no a uno serio”, zanjó.
Budó evocó que Ciudadanos renunció a presentar candidatura a la presidencia tras ser la fuerza más votada el 21-D de 2017, y que durante el debate de política general “solo siete de las 77 propuestas de resolución aprobadas” fueron del partido que hasta hace poco dirigía Inés Arrimadas. “Solo les interesa repetir mentiras y avivar el conflicto y el espectáculo (...), ustedes los de la Catalunya real con cero alcaldías. El auténtico suflé que se empieza a desinflar es el suyo y por eso actúan a la desesperada”, concluyó la consellera. “Apoyar esta moción de censura es una obligación moral para cualquier demócrata y constitucionalista”, proclamó sin embargo Roldán, que acusó a Torra de ser el “aval y aliento” de la violencia de los CDR. La dirigente naranja, consciente de que su intento no llegaría a buen puerto, se afanó en presionar al PSC, que se desmarcó desde el minuto uno. Arropada desde la tribuna de invitados por Albert Rivera, Fernando de Páramo y la propia Arrimadas, Roldán soltó que el Govern de Torra “ejecuta desde las instituciones un plan totalitario que atenta contra la convivencia. Puigdemont, el fugado de la justicia, sabía muy bien a quién dejaba el legado de su ruina”. “Amenaza a los demócratas mientras anima a unos radicales. ¿Alguien piensa que los explosivos, asaltar este parlamento, es una buena idea? No es una República, es un golpe de Estado, no es la revolución de la sonrisas, son presuntos terroristas. Abra los ojos señor Torra, no son gigantes, son molinos”, profirió.
El PSC criticó a Ciudadanos por forzar una herramienta como la moción para desgastar a los socialistas de cara al 10-N. Su líder, Miquel Iceta, recurrió a la hemeroteca para evocar todos los argumentos que dijo en su día Arrimadas para justificar que no tenía que presentar una moción contra Torra. Eso sí, atado a la candidatura de Pedro Sánchez a La Moncloa, no pudo descartar que pueda aplicarse el artículo 155. “Rechazó hacerlo ahora mismo”, consideró, pero matizando que “no podemos decir que nunca más se aplicará”, en tanto que el Gobierno del PSOE, incluso en funciones, deberá tomar “decisiones muy duras si las cosas no van por donde deben”. Ahora bien, a su juicio no se puede activar este precepto de forma “caprichosa, arbitraria y permanente” porque sería inconstitucional, sino de manera “temporal y excepcional”. Respecto a la moción fue claro: “Mientras haya una mayoría parlamentaria que apoye a Torra no engañemos a los ciudadanos”, aseguró, reclamando a Ciudadanos que no les tachen de tolerantes con una violencia de la que compañeros de partido han sido víctimas.
Por su parte, ERC tuvo claro la razón de esta iniciativa. “El barco de Ciudadanos se está hundiendo. Está perdiendo votos en cada una de las elecciones y las perspectivas son todavía peores”, apuntó Sergi Sabriá. Por su parte, la presidenta de los comunes en el Parlament, Jéssica Albiach, pidió a Roldán “salir de la película de Tarantino en la que está instalada y volver a la Catalunya real que tiene desigualdad y también represión”. La dirigente naranja tachó a la confluencia de Podemos de “pasar a la historia por ser lo cómplices perfectos del independentismo”.