hendaia-irun - Unas 15.000 personas para la organización, 9.000 según la prefectura francesa, participaron ayer en una marcha organizada por distintos colectivos sociales contra la cumbre del G7 de Biarritz, que discurrió en un ambiente pacífico y festivo. La protesta contra las políticas liberales del G7 se desarrolló entre Hendaia e Irun sin que se registraran incidentes durante el recorrido. La manifestación se caracterizó por su carácter pacífico, después de que en la madrugada de ayer 17 personas fueron detenidas y cuatro policías resultaron heridos leves en los altercados que se produjeron en Urrugne, en torno al campamento de la contracumbre. Las autoridades tenían puesta su atención desde días atrás en esta celebración por la posibilidad de que elementos violentos antisistema se infiltraran con idea de provocar incidentes.
La manifestación, con un trayecto de tres kilómetros y medio, fue el acto central de la contracumbre que las plataformas G7EZ! y Alternatives G7 llevaron a cabo desde el miércoles en contra de la reunión de los altos mandatarios de este grupo. Partió pasadas las 11.00 horas de Hendaia, encabezada por una gran pancarta en la que figuraba el lema: No al G7, construyendo otro mundo desde Euskal Herria. Entre los asistentes, se encontraban la portavoz de EH Bildu en el Congreso de los Diputados, Mertxe Aizpurua; el líder de Sortu Arkaitz Rodríguez; la portavoz de G7EZ!’, Anabel Sanz, y el representante de Alternatives G7, Aurelie Trouvé.
A pesar del gran dispositivo de seguridad dispuesto en torno a la frontera, la comitiva paseó sin gran presencia policial salvo un discreto operativo de agentes franceses de paisano, la presencia de un helicóptero y un dron, y varias furgonetas de la Ertzaintza. Dos horas después de comenzar, llegó al puente que cruza el río Bidasoa, donde la cabecera desplegó cuatro grandes carteles con la frase Fronteras impuestas a los pueblos. Poco después, el grueso de la manifestación, encabezada entonces por un grupo de joaldunak que salieron al encuentro, llegaron al exterior del recinto ferial de Irun, donde había instalado un escenario desde el que varios portavoces leyeron un manifiesto.
Sanz calificó de “éxito rotundo” la contracumbre en la que tomaron parte unas 6.000 personas de numerosos movimientos y agentes sociales. “Las potencias del mundo están, de nuevo, tratando de dirigir el horizonte del planeta en beneficio de sus intereses, y no hay suficiente planeta para saciar las ansias capitalistas de este sistema, que quiere acabar con el planeta, seguir profundizando en las desigualdades y que pretende generar diferentes categorías de seres humanos, mediante fronteras y esquilmando el planeta”, valoró. A su juicio, se ha demostrado que “hay alternativas, también en Euskal Herria, un montón de propuestas para acabar con el sistema patriarcal, para lograr la acogida a personas migrantes y refugiadas, y para lograr un desarrollo sostenible con soberanía alimentaria”. Sobre las 17 detenciones en Urrugne, precisó que “es difícil mantener la protesta tranquila con el nivel de bunkerización y de ocupación casi militar que se está dando estos días”.
Tras la actuación de txalapartaris y de enviar un “abrazo solidario a todos los pueblos que luchan por su libertad”, así como a “los presos políticos”, se denunció, a través del manifiesto, que “es posible resistir a este sistema que destruye las bases de la humanidad” y desarrollar “alternativas” a la “globalización neoliberal” desde los territorios y comunidades que “priorizan la cooperación ante la competición, los bienes comunes y los derechos humanos ante los beneficios privados, la igualdad y la diversidad ante el éxito individual y ante la uniformización cultural”. Los portavoces abogaron por “alternativas que construyen territorios más unidos, solidarios y mejor equipados para defendernos ante la mercantilización de nuestras sociedades y nuestras vidas, hacer frente a la deslocalización y la puesta en competencia de pueblos y personas, a la destrucción de la naturaleza y de las culturas populares”. Añadieron que sus propuestas permiten a los ciudadanos “reapropiarse del ejercicio de la democracia, reconectar con el compromiso político, tomar consciencia de su propio poder” y urgieron a poner en marcha “alianzas que permitan invertir lo antes posible” el “agravamiento de los daños sociales, ecológicos y democráticos”.