Madrid - Lejos de reconducir posturas, el PSOE eleva el tono contra Unidas Podemos después de dar carpetazo a su última oferta de coalición de gobierno y cuando queda un mes para que el 23 de septiembre expire el plazo que evite nuevas elecciones el 10 de noviembre. Después de considerar “inviable” la propuesta de la formación de Pablo Iglesias, ayer fue la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, quien calificó el planteamiento morado como un “órdago impositivo, una apuesta a blanco y negro”. Para más inri, le recordó al que dijo que sigue siendo su “socio preferente” que la suma de los asientos en el Congreso de los dos partidos no es suficiente para formar una mayoría parlamentaria: “Sus escaños son insuficientes para la legislatura y para la gobernabilidad. Partamos de esa realidad”. Podemos trasladó el pasado martes cuatro opciones de cogobierno donde recibirían una vicepresidencia social y tres ministerios, renunciando a Trabajo en dos de las posibilidades, pero los socialistas mencionaron la “desconfianza mutua” y el asunto catalán como líneas que les obligan a apostar solo por un Ejecutivo monocolor con un pacto programático.

“La propuesta está basada en el punto en el que nos habíamos quedado. Es incomprensible que algo fuera viable en julio y sea inviable en agosto”, replicó Pablo Echenique, jefe negociador de Podemos, para quien sería “irresponsable y carente de sentido” que el PSOE llevara a la ciudadanía hacia una repetición electoral porque, a su juicio, el único resultado que se puede esperar de otros comicios es o “un Gobierno de Casado con ministros de Ciudadanos y a lo mejor de Vox”, o que haya una situación parecida a la actual. Por este motivo, indicó que espera que los socialistas rectifiquen y se avengan a negociar un cogobierno en el que ambas fuerzas compartan responsabilidades, algo que sería “lo lógico y habitual”.

“Nosotros fuimos en serio, hicimos una propuesta razonable para haber hecho un Gobierno de coalición. No ocurrió porque Unidas Podemos lo rechazó, porque sus pretensiones son literalmente la imposición de un grupo al que triplicamos en escaños? ¡Les hemos escuchado que estarán de comisarios para que no nos derechicemos! No hay precedentes de un grupo, además mucho menor, que intente imponer la fórmula de dos gobiernos”, manifestó Calvo en la Cadena Ser. Posición que refrendó su compañera de filas y ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, quien afirmó en RNE que “no hay confianza para hacer un gobierno de coalición” ya que “no se han producido las mejores condiciones para restablecer puentes” para ese “gobierno único”. Puntualizó asimismo que el texto de Podemos no contiene “variaciones significativas en el programa” y agregó que “es difícil de entender” que vuelvan con esa propuesta porque los socialistas han sido “claros” y “lo importante” es centrarse en el programa. A su juicio, “la aritmética tiene que llevarnos a que Sánchez se pueda investir” y “respetar la voluntad del país” con “un gobierno socialista con Podemos de apoyo fundamental”, por lo que recomendó a esta formación que “se siente a hablar”. Por su parte, Echenique, siguiendo la estrategia marcada por Iglesias de no agresión, sostuvo que no entraría “en una dinámica de reproches”. “Hemos dado respuestas constructivas, por eso hemos trabajado en agosto en ese documento de más de 100 páginas”, se limitó a decir. “La flexibilidad facilita el acuerdo. No hemos parado de ceder desde el principio”.

visiones contrapuestas Pero desde el Gobierno socialista en funciones el prisma es diametralmente opuesto. “Este tiempo no ha pasado en balde. Iglesias rechazó una propuesta y se ha generado una gran desconfianza. No queremos llevar al Gobierno de la nación a un día a día que sea imposible”, aseveró con rotundidad la vicepresidenta en funciones. “El presidente Sánchez lo dijo, no va a ser investido a toda costa, en contra de sus convicciones, para que la estabilidad de un Gobierno no funcione en el día a día”, zanjó. Y es que mientras los socialistas descargan sobre el partido de Iglesias los posibles problemas que derivarían de un Consejo de Ministros compartido, Podemos cree que “esto no es solo un problema de investidura, sino de legislatura”. “Si uno obtiene los números in extremis para obtener la investidura, pero luego la gobernabilidad falla, pues tenemos gobiernos inestables. Es lo que vimos antes de las elecciones”, visualizó Echenique en sendas entrevistas en Telecinco y Onda Cero.

Confirmó que el documento enviado a los socialistas parte de las negociaciones truncadas de julio, y que Iglesias se lo mandó por Whatsapp a Sánchez, y que él hizo lo propio con Calvo. La respuesta desde el PSOE no se hizo esperar y “al poco rato contestaron que no”. Ante nuevos encuentros, desde Podemos advirtieron al PSOE de que la cohesión del grupo confederal es absoluta, por lo que los contactos con los socialistas serán de Unidas Podemos y no por separado de cada una de las formaciones que lo componen, que sería parte de la estrategia socialista para que Iglesias reculara. Por eso le pidió al PSOE que abandone “el tiempo de las tácticas”.

El PSOE ofrecerá como alternativa a Unidas Podemos un programa para tratar de recabar su apoyo a la investidura de Sánchez. Aprovechando la invitación del G-7, que se celebra este fin de semana en Biarritz, el socialista ultima las reuniones que mantendrá con los líderes del PNV y PRC. La semana que viene se verá también con colectivos sociales, como hizo a primeros de agosto. El objetivo es presionar a Iglesias para que renuncie a que haya ministros de Podemos y apoye un Gobierno a la portuguesa.