bilbao - La delicada situación que se está generando con los últimos homenajes a bombo y platillo tributados a los presos a su salida de la cárcel ha llevado al Foro Social a recomendar que los actos se celebren a puerta cerrada. La controversia arrancó este fin de semana con la bienvenida tributada en Hernani a José Javier Zabaleta, Baldo, y en Oñati a Xabier Ugarte, recibidos con pasillos humanos y bengalas en un acto de exhibición pública que se alejaba del mero recibimiento familiar. Esta ostentación la recibieron con disgusto las víctimas, la clase política en general y el Gobierno Vasco, que pidió abrir un debate ético sobre el dolor que se causa a quienes han padecido a ETA y poner fin a estos actos. Algunos sectores, como el propio Ejecutivo español, están judicializando el asunto, aunque en ese caso el futuro es incierto porque la jurisprudencia establece, por ejemplo, que deben lanzarse proclamas claras a favor de la violencia. El Foro Social, que ha protagonizado dinámicas diferentes a favor de la reconciliación, no se ha quedado al margen y, en el marco de sus contactos con las víctimas de ETA, con los presos y con otros agentes, ha concluido que el formato de estos homenajes rompe consensos, perjudica en sus propias reivindicaciones a los reclusos, y genera dolor a los afectados por la organización ya disuelta y desarmada. De ahí que ayer emitiera una nota de prensa para recomendar que los actos se realicen “en espacios cerrados”.

El Foro Social puede haber dado en el clavo para que la controversia de los homenajes a los presos toque a su fin. Tiene una ascendencia importante dentro de la izquierda abertzale y su recomendación fue reproducida en las cuentas de Twitter de Etxerat y Sare rápidamente, cuando tan solo unas horas antes Sare había visto dentro de la normalidad el asunto de los homenajes. Las recomendaciones del Foro Social podrían ser ahora la consigna dentro de la izquierda abertzale, a juzgar por la recepción que tuvieron en los canales oficiales de comunicación de estos colectivos de apoyo a los presos.

Está por ver el recorrido que tiene esta aportación y si se respeta en términos generales. Ayer, antes de que se conociera la posición del Foro Social, se producía otro recibimiento en plena calle a Aitor Zelaia en Gasteiz. Salvo los sectores más ideologizados dentro de la derecha española, nadie discute a los presos que sus familiares y amigos los puedan recibir en un ámbito más íntimo. Las chispas saltan cuando ese homenaje se lleva a cabo en plena calle, con ostentación y parafernalia. De ahí que la aportación del Foro Social pueda dar en el clavo. Este asunto estaba provocando ya la crítica airada en partidos que han tenido un discurso constructivo en materia de convivencia, como el PNV y Elkarrekin Podemos e, incluso dentro de EH Bildu, Eusko Alkartasuna ha pedido ya en dos ocasiones que se abra un debate para no causar más dolor con estos homenajes y hacer compatible el derecho a recibir a un familiar o amigo, y el de las víctimas a no ser heridas.

De ahí que el Foro Social planteara sus aportaciones en sintonía con los inputs que ha recibido. “Los ongietorriak realizados en el espacio público están convirtiéndose en un elemento de división entre los actores que obran por la resolución y en la construcción de una convivencia democrática, y ponen en peligro los consensos exitentes en la cuestión de las personas presas”, dijeron. También admitieron que las víctimas de ETA, con las que colaboran a menudo para organizar mesas de debate con afectados por distintas violencias, les han trasladado “de manera expresa que actos como los de Hernani y Oñati las revictimizan, generándoles dolor añadido”. Los familiares de los presos, asimismo, les han comunicado su “desazón” por esta cuestión, que “aumenta su sensación de indefensión acumulada durante tantos años de sufrir una política de excepcionalidad penitenciaria”. “La sociedad vasca no acepta que se sigan añadiendo situaciones de dolor a todo el sufrimiento ya acumulado por las víctimas de ETA y por los familiares de personas presas”, concluyeron. En sus contactos, han detectado coincidencia en que los actos “se puedan desarrollar en espacios cerrados”.

De ahí que planteara cuatro recomendaciones: “un escrupuloso respeto a las víctimas de ETA y a su dolor”, “que los ongietorriak se desarrollen en espacios cerrados”, “un reconocimiento al sufrimiento de los familiares y allegados que durante tantos años han debido afrontar, en situaciones muy difíciles, el alejamiento y la dispersión”, y “un compromiso decidido de la persona expresa de aportar en su comunidad en la construcción de la convivencia democrática y de un futuro basado en la cultura de la paz y de derechos humanos”.