Pamplona - Seguro que para Ramón Alzórriz Goñi (Pamplona, 6 de octubre de 1973) estos Sanfermines no serán iguales que los anteriores. Hasta ahora, acostumbrado a trabajar en la sombra de la política -es el secretario de Organización del PSN desde 2017-, podía pasear sus 191 cm de altura, su brazo izquierdo completamente tatuado y su blusa de cuadros de Los de Bronce con total normalidad por las calles de Pamplona, sin que nadie le reconociese. Pero este año le será más difícil pasar desapercibido. El número dos de María Chivite y el discípulo de Santos Cerdán -mano derecha del presidente Sánchez en Ferraz- lleva tres semanas saliendo a diario en todos los medios, también en los de Madrid. Con Chivite en un calculado segundo plano, es la cara más visible del intento del PSN por conformar un gobierno plural con Geroa Bai, Podemos e I-E, cuyos encuentros entran en la fase decisiva esta semana. Es optimista: no contempla el fracaso. El PSN, deja a entender, ha cruzado el Rubicón. “Si esto fracasa, habrá que pedirle explicaciones a otros”, remite.

Dicen que esta va a ser una semana crucial para el futuro Gobierno. ¿Cómo la afronta?

-Con confianza, con optimismo y con ilusión. Podemos llegar a un acuerdo con fuerzas progresistas para hacer políticas necesarias para el día a día de la gente.

¿Cuáles son los puntos en común?

-Yo diría que en política social, salud, empleo y muchos aspectos de la educación, sobre todo.

Esta legislatura han criticado que no haya habido un plan de empleo.

-Vemos básico el diálogo social con los sindicatos y los empresarios, mejorar la calidad del empleo, desterrar la temporalidad, y combatir la siniestralidad y los salarios precarios. Son cosas básicas y creo que nos podemos poner de acuerdo.

¿Han hablado de esto con los socios?

-Hemos puesto algunas medidas encima de la mesa que van en ese sentido, pero es pronto. Veremos qué dicen, pero hay buen feeling para llegar a acuerdos posibilistas.

¿En qué van a chocar? El miércoles, Podemos e I-E señalaban directamente al TAV, por ejemplo.

-Puede haber puntos de choque, y además con diferentes partidos. Con Podemos e I-E en el TAV, y en materia identitaria con Geroa Bai. Pero hay que ser posibilista, y cuando dialogas sabes que vas a tener que negociar todo.

I-E habla de un acuerdo de mínimos, Podemos de uno amplio. ¿Qué quieren ustedes?

-Hay que acordar lo máximo posible, porque la legislatura tiene que ser lo más tranquila que se pueda. Queremos un acuerdo amplio y realista, porque la gente tiene ganas de que diferentes partidos, con diferentes posiciones, se pongan de acuerdo en lo que sirve para mejorar la vida de la ciudadanía.

¿Percibe confianza entre los socios después de lo que pasó en los ayuntamientos?

-A ver, la confianza hay que ir ganándola poco a poco, no se consigue en un tris-tras. Yo creo que lo que pasó con la Mesa del Parlamento es un hecho importante para que esa confianza se afiance, crezca y posibilite otros acuerdos.

¿Pero no fue un mal comienzo?

-Hay que diferenciar escenarios. Una cosa son los ayuntamientos, otra la Mesa y otro el Gobierno. Pueden ir entrelazados, pero a cada cosa hay que ponerla en su espacio. Además, los ayuntamientos tienen unas especificidades muy concretas. Nosotros nos presentamos y cumplimos nuestra palabra.

Se lo pregunto por Egüés.

-Para nosotros también era importante Ansoáin, donde pudimos liderar un gobierno y no nos apoyaron. Agravios ha habido por parte de todos y para todos. Pero eso es pasado, ahora hay que mirar al futuro.

¿Egüés no era casi un símbolo? Geroa Bai pidió, expresamente, que el PSN ‘no se lo levantase’.

-Para nosotros también era importante Ansoáin.

¿Luego hablaron con Geroa Bai? ¿Les reprochó algo?

-Hablamos mínimamente. Todos entendimos que había que pasar página y centrar el tiro en lo importante, el Gobierno de Navarra.

Luego vino el acuerdo para la Mesa del Parlamento, que pudo frustrarse en el último segundo. ¿Qué pasó durante ese receso?

-En esa sala, los cuatro grupos decimos: nos tenemos que entender. Era importante, para la confianza y el acuerdo a 23, que la ciudadanía viese que vamos en serio. Sin más, ahí se acuerda que la presidencia es para Geroa Bai, y también que se amplíe la Mesa para que ese Gobierno a 23 tenga mayoría en el futuro.

¿El pacto para la Mesa es la confirmación definitiva de que el PSN va en serio?

-La prueba definitiva será para algunos, no para nosotros. Siempre hemos dicho que íbamos en serio, que íbamos a respetar la palabra dada, que íbamos a intentarlo.

¿Si todo va bien, habrá investidura a finales de julio?

-Vamos primero a cerrar un acuerdo de Gobierno, sin prisa pero sin pausa. Si se puede hacer antes de agosto, bien. Si no, también. Pero lo principal es que haya confianza, un respaldo programático de esos 23 votos, y a partir de ahí todo irá bien.

¿Pero lo ve factible?

-Podría ser, pero será una decisión consensuada con los socios.

¿Se ha hablado de cómo puede ser el Gobierno?

-Es pronto. Daría mala imagen que se hablase antes de consejerías que de programa.

¿Pero le parece razonable la propuesta de hacer un Gobierno de coalición?

-A Barkos, cuando estaba negociando el acuerdo programático de 2015, también le exigían entrar en el Gobierno. Ahora es normal que nos lo exijan a nosotros, pero primero centrémonos en el pacto y luego ya hablaremos de todo.

Después de la Mesa, ¿han estado en contacto con Ferraz?

-Permanentemente. Tenemos un contacto directo con Ferraz, además a través de una persona de la entera confianza de Pedro Sánchez, como es Santos Cerdán. Saben lo que hacemos, está todo coordinado con Madrid, y al final todo tendrá que ser refrendado con una consulta vinculante y obligatoria a la militancia.

¿Cuándo sería esa consulta?

-Una vez se tenga el acuerdo, se puede hacer en una semana. Ya se lo hemos dicho a nuestros compañeros de viaje, queremos transparencia y que nuestra militancia tenga todas las claves encima de la mesa para que tome una decisión.

Antes de empezar las negociaciones hubo una filtración desde Ferraz: se decía que no apoyaba su intento de conformar este Gobierno. ¿Qué sucedió?

-No lo sé. Nunca hemos tenido la sensación de que Madrid no estuviera en consonancia con lo que nosotros estamos proponiendo. Además, el presidente Sánchez fue muy rotundo a preguntas explícitas sobre Navarra. Dijo que el PSN y el PSOE son lo mismo, que había consonancia, y que la consulta es vinculante. Lo dejó meridianamente claro.

Pero yo le pregunto por la filtración. ¿No preguntó qué había pasado?

-Tampoco le dimos mucha importancia. Siempre hemos mantenido una línea directa con Ferraz, Sánchez estuvo aquí dos veces en campaña y avaló el liderazgo de Chivite.

¿No siente entonces que le haya llevado la contraria a Ábalos o a Calvo?

-No. Además, son dos personas que están mucho en los medios. Como quien dice, les ponen muchas veces la alcachofa a lo largo del día, y no sé si todas las veces tienen todas las claves.

Usted era muy rotundo, ¿ha tenido la sensación de estar jugándose su carrera política?

-No. La carrera política nos la jugaríamos si traicionásemos nuestras palabras. Si hubiésemos perdido la confianza de la ciudadanía tras decir lo que dijimos. Pero no es el caso, y estamos cumpliendo. Y la gente sabe que lo que estamos diciendo lo vamos a llevar a cabo.

¿Qué peso está teniendo Cerdán en todo esto?

-Está siendo fundamental. Es la persona de enlace que sabe perfectamente qué pasa aquí, que transmite a todos los territorios y a la Ejecutiva Federal cuál es la situación de Navarra. Da tranquilidad a todo este proceso.

¿Se está fajando de lo lindo?

-Está haciendo sobre todo una labor explicativa, de lo que significa Navarra, y de lo que sería Navarra si el PSN perdiese la oportunidad de liderar un Gobierno.

¿Cree que a veces la política navarra no se entiende del todo en Madrid?

-El problema es que Navarra solo se pone encima de la mesa, por parte de la derecha, cuando llegan elecciones y han perdido el poder. Mientras tanto, nadie se acuerda de Navarra.

¿Cree que ese papel de la derecha ha contribuido a distorsionar la imagen de cómo es la política en Navarra y la CAV?

-La distorsión viene de muchos años, también por parte de la izquierda abertzale. Eso lo ha aprovechado la derecha para utilizar la distorsión como arma arrojadiza, para llevar el escenario de Navarra al resto de España. Pero los navarros somos gente de pacto, de convivencia, que asumimos la pluralidad pero no la imposición.

¿Teme que la investidura de Sánchez choque con los intereses del PSN en Navarra?

-No.

¿Cómo van a hacer para gobernar con ese acuerdo a 23?

-La política ha cambiado. La estabilidad, tal y como se ha conocido, ya no existe. Ni aquí ni en Europa. Hay que ser imaginativo: los 23 escaños suman más que cualquier otra fórmula en el Parlamento. A partir de ahí, dentro de las discrepancias, habrá que llegar a acuerdos. Hay 50 parlamentarios y habrá que llegar a acuerdos, como se ha hecho siempre.

¿Cree que va a ser inevitable hablar con EH Bildu?

-Creo que lo que pasa habitualmente en cualquier ayuntamiento, parlamento o espacio público donde la política está presente, es que hay que dialogar entre diferentes. Y entre diferentes se pacta y se acuerdan cuestiones puntuales que mejoran la vida de la gente. Se ha hecho hasta ahora y se seguirá haciendo con total normalidad.

El miércoles, EH Bildu invitaba al PSN a hacer normal lo que ha sido normal, la relación entre ellos y ustedes esta legislatura.

-Bueno, hacer normal lo que es normal también es condenar el terrorismo. A ver, no estamos descubriendo nada nuevo. Siempre ha habido acuerdos en determinados puntos para mejorar la vida de la gente. Eso pasó, pasa y pasará, en el Parlamento y en los ayuntamientos. Lo que no queremos es negociar ni pactar nada con EH Bildu en cuestiones que atañen a un Gobierno, porque las diferencias éticas y programáticas son evidentes. No se trata de vetar a nadie, sino de diferenciar propuestas.

Parece que han levantado el pie del acelerador en este tema.

-El otro día, en la primera votación del Parlamento, coincidieron Navarra Suma y EH Bildu para pedir unos informes sobre agrupaciones. En el Parlamento no sólo existen los acuerdos entre diferentes con el PSN, también con otros que parecen antagónicos, pero que luego se ponen de acuerdo. ¿Y si estamos de acuerdo en hacer una inversión en la N-121-A? Se trata de acordar para mejorar la vida de la gente.

¿Habrá cuestiones que aprueben con la derecha? ¿No sé, el TAV, el IRPF de las madres...?

-Evidentemente, el tren de altas prestaciones con EH Bildu no creo que lo podamos aprobar. Y nosotros estamos decididos y creemos que es necesario para Navarra.

Podemos e I-E son reticentes con este tema. ¿No cree que ese doble juego podría erosionar el acuerdo a 23?

-Por eso digo que el programa de gobierno tiene que ser lo más amplio posible, para que no haya discrepancias. Las habrá, intentaremos superarlas. Y si no se puede, buscaremos otras alternativas.

¿Ustedes están dispuestos a acordar con todas las fuerzas el día a día, también con EH Bildu y Navarra Suma?

-Los 23 no nos garantizan gobierno, por lo que hay que centrarse en acordar programa con esos 23, y a partir de ahí otros tendrán que decidir si quieren determinados gobiernos u otros. Eso se hará ya desde el Parlamento.

¿Ese planteamiento no es contradictorio con el veto a EH Bildu? Habla de romper bloques, de pactar con diferentes, pero ya arrancan con un veto.

-Tampoco hemos hablado con Navarra Suma. No vamos a hablar nada con EH Bildu para la conformación del próximo Gobierno de Navarra. Pero luego llegará el momento del Parlamento, y ahí hay 50 parlamentarios. Estamos mal acostumbrados a no diferenciar entre Gobierno y Parlamento. Parlamento es diálogo, acuerdo entre diferentes. Es que el panorama no se puede obviar, y no va a cambiar aunque haya nuevas elecciones. Hay que ser didáctico con este tema.

Incluso habrá que ser didácticos con gente del PSOE.

-Pero es que nuestro discurso es el mismo: no pactar ni acordar Gobierno con EH Bildu, no dar los votos a la derecha. Y lo estamos cumpliendo exhaustivamente. A ver, que nosotros podríamos haber cogido al día siguiente de las elecciones, darle los votos a la derecha, y aquí ya habría gobierno. Pero hemos tomado otro camino, de izquierdas, plural, feminista y que respete el Amejoramiento. Se nos pueden reprochar muchas cosas, del pasado, de ahora... pero no se nos podrá decir que no hemos sido coherentes con lo dicho en campaña.

¿Entiende la campaña de Navarra Suma, aquí y en Madrid?

-La entiendo porque están desesperados, se ven fuera de un Gobierno y ocho años de la derecha navarra fuera de las instituciones hacen mucho daño. Hace mucho frío ahí fuera. Pero estamos acostumbrados a las presiones, a las de la derecha y a las de la izquierda abertzale.

¿No está yendo Esparza muy lejos, por ejemplo cuando dice que traicionan a sus muertos?

-Son ataques miserables. Dice que tenemos los escaños manchados de sangre? eso es muy miserable. Nosotros hemos sido víctimas de ETA, hemos contribuido a la libertad y la democracia.

La última: ¿si fracasan, qué harán?

-Si fracasa el PSN ahora, significará que la política navarra ha fracasado. Serían otros los que fracasarían si el PSN no lidera el próximo Gobierno.