madrid - Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull, diputados electos pero suspendidos por el Tribunal Supremo y en prisión preventiva por la causa del procés, se han dirigido a la cúpula de su partido, JxCat, para instarle a que se abstenga en la investidura de Pedro Sánchez, en pleno debate sobre cuál debe ser la postura del independentismo y con el presidente español en funciones haciendo aritmética para saber cómo sacar adelante su reelección. La iniciativa de los reclusos soberanistas no es baladí, en tanto que no pueden ejercer en el Congreso pese a haber recogido sus actas, y supondría todo un gesto de cara a abrir un nuevo tiempo de diálogo mientras aguardan a la sentencia del Tribunal Supremo. Y pese a que desde el PSOE no ha habido ningún movimiento público desde que accedió al poder para favorecer el horizonte de los dirigentes encarcelados, en este caso en el centro penitenciario de Lledoners.
Sus argumentos a favor de la abstención se recogen en una carta de siete páginas, dirigida al órgano de gobernanza de JxCat, que lidera desde el exilio Carles Puigdemont, más partidario de enrocarse en la posición actual, y del propio Quim Torra, quien se ha desgañitado en todas sus declaraciones en que no han cambiado las posiciones para respaldar ahora a Sánchez al no haber puesto el socialista ninguna propuesta de solución concreta para Catalunya. Todo apunta a que los presos tienen como apoyo destacado a Artur Mas, quien no descartó regresar a la arena política en un plazo no muy lejano aunque no es algo que contemple. El expresident que promovió la consulta del 9-N se encuentra en estos momentos trabajando en la reordenación interna del espacio posconvergente y es firme defensor de que Sánchez sea investido para evitar que haya nuevas elecciones. “Entre alguien que te quiere arrasar y alguien que no te ayudará pero puedes pactar que no te arrase, si quieres sobrevivir, aguantar y avanzar, prefiero este alguien, que no me quiere arrasar desde el primer día hasta el último”, señaló hace una semana ante el temor de lo que supondría la llegada al poder del triunvirato de derechas -PP, C’s y Vox-, y por ello aboga por una “resistencia activa” dentro de la estrategia independentista. En el fondo, todo esto también obedece a una carrera entre ERC y JxCat, ya que el último que se abstenga se volvería del todo irrelevante durante los cuatro años de legislatura de Sánchez si este logra el visto bueno de Unidas Podemos.
distintas posturas El sector menos posibilista, el del actual jefe del Govern y del propio Puigdemont, reacio a allanar el camino al socialista mientras no haya pasos para una salida acordada, incluiría a gente como Míriam Nogueras, Laura Borràs y Jaume Alonso Cuevillas, con asiento en el Congreso, al igual que el moderado Sergi Miquel. Estos cuatro dirigentes de JxCat son los que podrán ejercer el voto en la sesión de investidura ante la suspensión de sus compañeros. Desde JxCat reconocen posicionamientos diversos, dejando abierta la posición final de la formación en el propio debate de investidura. Los más contrarios al líder del PSOE dentro de JxCat recuerdan que la represión continúa y ponen como ejemplo el papel de la Fiscalía durante el juicio del 1-O y sus conclusiones al calificarlo como “golpe de Estado”. Ayer mismo se produjo una reunión en Lledoners con miembros del grupo parlamentario para debatir sobre esta diatriba.
El ala más moderada del PDeCAT, con David Bonvehí al frente -sin olvidar a Marta Pascal, que resultó clave en la moción de censura y senadora en Madrid-, apuesta por la abstención. En el Govern, en cambio, hay de todo: Jordi Puigneró, consejero de Políticas Digitales, rechaza cualquier cesión y dice que no se puede facilitar “gratis” la investidura mientras el Estado mantiene el control financiero sobre las instituciones catalanas. Por su parte, Junts per la República (JxRep), que integra a parte de los independientes de JxCat en el Parlament, pidió ayer a las fuerzas independentistas que voten en contra de Sánchez.
No es la primera vez que los presos trasladan sus posturas. Tras las elecciones del 21-D, en pleno veto del Estado a las candidaturas de Puigdemont, Sànchez y Turull a la presidencia, hicieron llegar misivas a la cúpula para pedir la constitución de un ejecutivo que ahuyentara el artículo 155. Lledoners acogerá más reuniones para dilucidar qué respuesta habrá que dar al fallo del Supremo, previsiblemente condenatorio.