bilbao - El Gobierno Vasco ha confirmado lo que hasta ahora era únicamente una percepción de los analistas. Tras celebrar anteayer una primera reunión con los representantes de Elkarrekin Podemos, el consejero Pedro Azpiazu confirmó que los ve “más centrados” que el año pasado en la negociación presupuestaria. Esta impresión es preliminar y se hace pública con cautelas a la espera de entrar en concreciones. La sensación se fundamenta en una primera reunión con Elkarrekin Podemos donde, a diferencia de lo que sucedió el año pasado, la coalición no ha querido romper la baraja desde el minuto cero. Está dispuesta a sentarse y negociar, apuntando cuestiones que echa en falta en el documento, como la brecha territorial, con planteamientos que en principio no son inasumibles.

Desde que el portavoz de la coalición, Lander Martínez, dejara caer de manera enigmática que no se puede hacer en exclusiva política a la contra, ha tomado vuelo la hipótesis de que Podemos apueste por influir en las medidas con una actitud más posibilista y pragmática. En ese contexto, Azpiazu conoció el miércoles los ejes generales de la propuesta de Elkarrekin Podemos, que concretó a puerta cerrada en mayor medida de lo que hizo Lander Martínez en las declaraciones posteriores. Con esos mimbres, Azpiazu consideró ayer que las propuestas están más centradas que en anteriores ocasiones.

El consejero trasladó sus impresiones en una entrevista concedida a ETB-1, donde recordó que Elkarrekin Podemos dejó claro el año pasado que “no quería negociar”, pero Azpiazu ve ahora “voluntad”. La coalición echa en falta actuaciones para combatir la brecha territorial y ha apuntado algunos asuntos relacionados con el cambio climático. “Estoy esperanzado”, dijo el consejero, para referirse en general a todos los partidos. Esta es la fotografía actual, tras la primera reunión, pero habrá que esperar a concretar las cifras en una negociación que a nadie se le oculta que será muy difícil con una formación que se disputa el espacio con EH Bildu y se presenta como antítesis del PNV.

El año pasado, Elkarrekin Podemos puso sobre la mesa una propuesta valorada en 1.500 millones que fue considerada poco realista por Azpiazu. El punto de incertidumbre radica ahora en que las conversaciones son muy preliminares, de manera que ninguna de las partes ha concretado todavía las cifras y no se han redactado las Cuentas, sino que el diálogo se está centrando en las directrices y principios genéricos. Puede ser que todo salte por los aires también este año al hablar de números. Pero en este momento existe ya una sintonía patente con Elkarrekin Podemos, a quien le suena bien la música del documento. Se articula en torno a la brecha de renta, brecha social por razones de escolarización y pobreza infantil, brecha de género, brecha intergeneracional con jóvenes preparados que no encuentran trabajo, y brecha digital. Podemos echa en falta la brecha territorial, aunque hay algo en sus planteamientos y sus formas que hace ver a Azpiazu una actitud más constructiva.

Este escenario añade presión al PP, que tendrá a alguien que le dispute la influencia, mientras con EH Bildu el pacto parece más difícil. Los populares piden acelerar la reforma fiscal, pero PNV y PSE ponen pie en pared y los remiten a la revisión de 2020, tal y como informó este periódico. Azpiazu quiso aclarar al PP que “no está en manos del Gobierno”.