gasteiz - En la jornada de constitución de los ayuntamientos vascos, el pacto PNV-PSE funcionó como la seda; y los sobresaltos y las sorpresas de última hora, que siempre se producen, no hubo que buscarlos en municipios de alto voltaje político como Andoain y Pasaia, sino que el lunar en el pacto lo colocó una localidad de apenas 300 habitantes en Rioja Alavesa: Samaniego. La jeltzale Estela Larrea fue la más votada en las elecciones, pero el PNV empató a tres escaños con EH Bildu, y todo quedaba en manos del edil independiente que se presentó en las listas del PSE, Eduardo Pascual. Pero Pascual votó a EH Bildu, ante la sorpresa de los propios socialistas, que han tratado de revocar lo sucedido sin éxito y no pueden tomar medidas disciplinarias sobre un independiente. En este ínterin, el PNV ha visto que la proclamación de Pili Garmendia como alcaldesa por EH Bildu podría ser irregular. Los jeltzales recurrieron el martes ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco con el argumento de que una de las papeletas que respaldaron a Garmendia tenía escritas las siglas de EH Bildu, y no el nombre de la candidata. El PNV recurre con el argumento de que hay que votar a personas, y no siglas.

La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco tiene catorce días hábiles para decidir si la votación es nula o no. Los recursos se presentan ante la Junta Electoral de Zona, pero ya está disuelta y la única instancia disponible es el TJPV.

El asunto de Samaniego se ha convertido en un culebrón para el propio PSE, que tiene un pacto global de no agresión con el PNV y ha visto cómo sus socios han cumplido a rajatabla, incluso en municipios delicados como Irun. Los socialistas, que no actuaron de mala fe contra sus socios y se mostraron sorprendidos por el proceder de Pascual, aseguraron haber intentado contactar con el concejal díscolo por todas las vías, sin haber conseguido que dé señales de vida. Los socialistas le han pedido que deje el acta. - M. V.