madrid - A ERC no le ha gustado nada la actitud socialista en Barcelona que ayudó a que Ernest Maragall se quedara sin la Alcaldía en beneficio de Ada Colau. Sin embargo, los republicanos, al menos sus diputados en Madrid, entienden que la operación de Barcelona en Comú, PSC y el independiente Manuel Valls respondía a cierta “lógica” y tratan de separarla de la investidura de Pedro Sánchez, que no tienen intención de obstruir si bien no a cualquier precio. Así lo ratificó ayer el portavoz de la formación soberanista en el Congreso, Gabriel Rufián, quien reconoció haber mantenido nuevos contactos con el PSOE tras el encuentro que él mismo mantuvo con su homóloga socialista, Adriana Lastra, la semana pasada, a la vez que reiteró que no entra en los planes de ERC bloquear la reelección del líder socialista aunque sin “cheques en blanco”.

“Es bueno” que PSOE y ERC hablen y “sano” que se sepa, sentenció Rufián, asegurando que las conversaciones siguen dentro de la normalidad y con el objetivo republicano de coordinar su voto en la investidura con el de EH Bildu, en virtud del acuerdo de colaboración que tienen ambos partidos. Para Rufián, la pregunta ahora “no es tanto qué hará ERC con el PSOE, sino que hará el PSOE con ERC o con Catalunya”, ya que por el bando independentista no se pondrán “líneas rojas, condiciones ni sogas al cuello porque son muy negativas”. “Hay que hablar, negociar y dialogar de manera discreta y determinada, sin trampas, y eso es lo que estamos intentando”, confesó Rufián, quien a la pregunta de si persisten en demandar un referéndum, respondió que lo que reclaman es que no les pidan que se nieguen a si mismos. Defendió que lo conveniente es “establecer puntos de negociación para que cada uno defienda sus ideales” y que, además de contactos bilaterales, se establezcan otros “multilaterales” siguiendo el ejemplo de las reuniones celebradas en el Palacio de Pedralbes entre miembros del Govern y el Ejecutivo español.

El diputado de ERC explicó que el disgusto por lo acontecido en Barcelona está ahí pero que nunca pusieron como condición para negociar la investidura de Sánchez que Maragall fuera alcalde. “No nos gusta la alianza de Colau con el PSC y Valls, pero era lógico. Hay que bajar un poco el tono, volver a la mesa de diálogo y atarnos a ella para negociar siendo conscientes de que la realidad no ayudará”, expresó Rufián. En este contexto, al candidato socialista le servirían los votos a favor de los republicanos para la primera votación o sus abstenciones para la segunda, siempre que se asegure los votos afirmativos de Unidas Podemos y PNV. Con los que no contará son con los de Navarra Suma, y más si María Chivite acaba presidiendo la Comunidad Foral, ni con los de Coalición Canaria, que pierde el Ejecutivo canario después del pacto de izquierdas liderado por los socialistas.

En este escenario, empiezan a surgir nombres de cara al Consejo de Ministros. Preguntada la ministra portavoz en funciones, Isabel Celaá, sobre si Pablo Iglesias ha propuesto a Pablo Echenique como ministro de Sanidad, Celaá indicó que “es muy libre de proponer”, pero que es Sánchez quien lleva todas las conversaciones para configurar el próximo Gobierno. Fue la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, quien aireó que la oferta a Unidas Podemos no es de carteras ministeriales sino de cargos intermedios, aunque han empezado a sonar como posibles ministros Juan López Uralde, Yolanda Díaz y hasta Manuela Carmena, un paso que la marca morada no vetaría pese a las desavenencias públicas que llevó a la izquierda a perder la Alcaldía de Madrid. El diputado de Compromís, Joan Baldoví, propuso ayer a Íñigo Errejón.