MADRID - El PSOE ha descolgado finalmente el teléfono para comenzar a negociar la investidura de Pedro Sánchez con el PNV, uno de sus socios más fieles durante la etapa de la moción de censura. El secretario de Organización de los socialistas, José Luis Ábalos, se reunirá hoy a las 11.00 horas con el portavoz jeltzale, Aitor Esteban, para sondear las opciones de que el PNV contribuya a la gobernabilidad.

Parece evidente que Sánchez quiere empezar estas conversaciones con buen pie y con la intención de contar con los votos del PNV. En las últimas horas ha rectificado su posición sobre Nafarroa y ha pasado de frenar un gobierno progresista con el argumento de que obligaría a contar con las abstenciones de la izquierda abertzale, a darle vía libre después de que el PNV avisara de que tomaría nota de su actitud. Ábalos justificó el viraje en que no quería las abstenciones de UPN en la investidura a costa de perder los seis votos del PNV. Además, ayer se conoció la ubicación de los escaños de cada partido en el Congreso de los Diputados, un reparto avalado por el PSOE y Unidas Podemos que mantiene al PNV en una posición muy visible, en la primera fila de la zona central, y que toda la derecha española interpretó muy airada como un premio a la lealtad de los jeltzales en detrimento del resto. Medios españoles habían reflejado estos días por boca de fuentes socialistas que el PSOE no quería relegar al PNV porque lo considera un socio fiable.

El grupo jeltzale en el Congreso, no obstante, se abstrae de todas estas interpretaciones y no lee los hechos como un gesto al PNV ya que, cuando ayer recibió la invitación para reunirse con Ábalos, no se había producido ninguna conversación previa para preparar el terreno. La de hoy será la primera toma de contacto y el PNV acude sin ninguna pista sobre las intenciones de Sánchez. El presidente en funciones ha intentado en primer lugar que PP y C’s se comprometan a abstenerse para facilitar su investidura y no tener que contar con otros grupos. Salvo que la tensión entre el partido naranja y Vox a la hora de formar gobiernos autonómicos acabe propiciando un acercamiento de C’s a Sánchez, el presidente en funciones seguirá topándose con un muro que le aboca otra vez a la fórmula de los 175 votos que recibió Meritxell Batet para convertirse en presidenta del Congreso: los que recibió del PSOE, Unidas Podemos, Compromís, PNV, Partido Regionalista de Cantabria y Coalición Canaria.

Le bastarían esos apoyos porque la suspensión de los diputados catalanes presos rebaja de momento el número de votos en contra. A Coalición Canaria, con quien se citará también hoy Ábalos, la quiere amarrar con la promesa de que no habrá gobierno de coalición con Unidas Podemos. Con el PNV, quiere allanar el terreno con la rectificación sobre Nafarroa. Sánchez no desea contar en ningún caso con ERC y JxCat, aunque el PSOE prevé reunirse con ellos mañana. A EH Bildu le da abiertamente la espalda y será, junto a Vox, el único partido vetado de las conversaciones, salvo que medie una rectificación. Hoy también habrá cita con Compromís, que exige un cambio en la financiación valenciana, y con los regionalistas de Cantabria, que piden inversiones en infraestructuras.

los jeltzales no ven gestos El PNV no hace la lectura de que ha recibido un premio con la ubicación de los escaños porque siempre ha tenido una posición prominente, y no lo vincula ahora a la investidura. Esteban quiso llevar al absurdo la ausencia de comunicación con el PSOE y dijo que solo ha recibido el recado para el encuentro de hoy: “No sé si para la investidura, o para hablar del tiempo”. El criterio del PNV en los últimos meses ha sido dar estabilidad a Sánchez, de manera que tenga margen para acometer una negociación ambiciosa sobre las transferencias. Ahora también aspira a un cambio en el modelo de Estado pactando un nuevo estatus. Este será el marco en el que se muevan los jeltzales para negociar con Sánchez, al que reclaman compromisos, aunque hoy no estará en la cita y ha delegado en Ábalos tras liderar los contactos con los partidos españoles. No habrá cheque en blanco aunque la inclinación del PNV sea la estabilidad. En ese sentido, Esteban quiso rechazar con claridad el amago de Sánchez de convocar elecciones. Confió en que haya investidura para evitar otro“espectáculo” tras meses muy convulsos.

La rectificación del PSOE sobre Nafarroa allana el camino para abordar las conversaciones con el PNV. Ayer recibió otro guiño con el reparto de los escaños, donde C’s se ha visto desplazado a la derecha junto al PP, y Vox ha terminado en el gallinero. También se leyó como un gesto el reparto de despachos la semana pasada. Vox criticó que le toquen 15 metros cuadrados por diputado, frente a los 28 del PNV.