madrid - Pedro Sánchez, El Superviviente. Quizá sea el apelativo que mejor concuerda con la personalidad del secretario general del PSOE. Los dos últimos años se han convertido en una montaña rusa para la formación de Ferraz y su máximo representante. En octubre de 2018 renunciaba a su escaño por negarse a abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy. Tras el golpe de Estado interno de los barones, en mayo de 2017 volvía a recuperar el mando del PSOE tras vencer en las primarias y en junio de 2018 llegaba a Moncloa a través de una moción de censura. Ayer sumaba una muesca más y convertía al PSOE en el partido más votado, ganando unas elecciones once años después tras el triunfo de Rodríguez Zapatero en 2008. La bancada socialista pasa de este modo de los 85 escaños que obtuvo en 2016 a los 123 con los que arrancará la futura legislatura. Tras diez meses en Moncloa, Pedro Sánchez se quitó el estigma de haber llegado al poder sin ser un ganador. Desde ayer sí lo es. Ya no será un presidente ilegítimo.

Así, el PSOE se erige en claro ganador de los comicios, pero, como se ha repetido hasta la saciedad, una cosa es ganar y otra gobernar. Con todo, sea con unos o con otros, resulta claro que Sánchez cerró ayer el paso al bloque de derechas, bien sea con Pablo Casado o Albert Rivera a la cabeza, y será el próximo presidente del Gobierno español.

El bloque de izquierdas fue el ganador, aunque la suma de PSOE y Unidas Podemos no da para llegar a los 176 escaños que supone la mayoría en el Congreso. Con ello, Pedro Sánchez necesita apoyos. El abanico es amplio puesto que por un lado podrían sumar al acuerdo al PNV y a partidos como Compromís, Coalicón Canaria e incluso al PRC cántabro de Revilla. Si a ello le sumanos el hecho de que formaciones como ERC y EH Bildu, y ante la tesitura de un Gobierno en otro sentido, han dejado claro su apoyo a la investidura de Sánchez, se puede decir que el líder socialista tiene garantizada su continuidad al frente del Gobierno español.

Además, quedaría un comodín en la manga puesto que otra opción sería un acuerdo PSOE y Ciudadanos, un pacto que daría una mayoría holgada, pero que pondría en el disparadero primero a Albert Rivera y después al propio Sánchez. A lo largo de la campaña el líder de la formación naranja ha insistido en un cordón sanitario al candidato socialista y éste, en la recta final de la campaña, también desdeñó pactar con Ciudadanos. Además, y por si fuera poco, uno de los gritos más repetidos ayer en Ferraz fue “con Rivera no” dejando claro la militancia socialistas que no quiere ningún pacto con C’s.

Participación Lo que está claro es que el PSOE va a repetir al frente del Ejecutivo español alejando de este modo la opción de un Gobierno de la derecha y extrema derecha.

Sánchez y el PSOE han sabido jugar sus bazas y la movilización del electorado de izquierdas ante el avance de lo que se ha denominado el trifachito -PP, Ciudadanos y Vox- ha resultado ser un elemento clave. Como dice el refrán: Cuando veas las barbas de tu vecino...... Y las barbas del vecino fue lo que sucedió en los comicios andaluces. Entonces el electorado andaluz se quedó en casa lo que, unido a la irrupción de Vox, acabó con Susana Díaz en su casa y el PP en el Palacio de San Telmo. Ayer el votante de PSOE se aplicó el cuento y no faltó a la cita con las urnas. La participación alcanzó el 75,79%, lo que supone una subida de más de nueve puntos respecto a 2016.

En la CAV Desde el PSE se ha repetidopor activa y por pasiva que si al Estado español le va bien, a Euskadi también y viceversa. A tenor de los resultados de ayer también se pouede decir sin equivocarse que si al PSOE le va bien, al PSE también.

La formación liderada por Idoia Mendia sumó ayer casi 100.000 votos más que en 2016 y logró un diputado más. Así, el PSE pasó a ser la segunda fuerza en la CAV por detrás del PNV y logró, ellos sí, el sorpasso con respecto a Podemos que la fuerza ganadora en los comicios de hace tres años.

Por lo que se refiere a territorios, ese escaño suplementario que lograron ayer los socialistas vascos se sumó en Bizkaia. Los socialistas pasaron de 86.425 votos a 137.037. Además, a menos de un mes para que se celebren las elecciones municipales, el PSE fue la primera fuerza en Barakaldo y Sestao, dos localidades de Ezkerraldea que en la actualidad están gobernadas por el PNV. Bien es cierto que las generales y las municipales son elecciones totalmente diferentes, pero lo de ayer puede y debe ser un toque de atencióna la formación jeltzale en estos municipios.

En Álava el PSE pasó de los 26.381 votos de 2016 a los 39.595 conservando el diputado logrado hace tres años. Por último, por lo que respecta a Gipuzkoa, el PSE acabó en tercera posicióm por detrás del PNV y EH Bildu. Con todo, ganó más de veinte mil votos -pasó de 51.440 a 77.128-y mantuvo el escaño de uno de sus referentes, Odón Elorza.