madrid - La aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya por parte del Senado hace que el resultado electoral en esta Cámara tenga un interés nuevo, ya que si el próximo Gobierno quiere tomar medidas de intervención, necesitará que se las apruebe la mayoría absoluta de los senadores. El Senado es cámara de segunda lectura de las leyes que aprueba el Congreso, que puede deshacer los cambios que introduzca y tiene el protagonismo en el proceso legislativo y de control al Gobierno. La Cámara Alta solo es decisiva para que el Ejecutivo pueda aplicar el 155, porque necesita su autorización, así como para aprobar lo que se denomina techo de gasto, que es el límite para elaborar el Presupuesto del Estado.

Si la mayoría del Senado es distinta a la del Gobierno, como ha ocurrido con el actual Ejecutivo socialista, puede ser utilizada para dilatar tramitaciones, crear comisiones de investigación o endurecer el control al Gobierno, entre otras medidas, pero no tiene trascendencia legislativa. Su papel decisivo sin embargo para aprobar el 155 le dio un protagonismo novedoso. Si el PP y Ciudadanos quieren volver a aplicar estas medidas en Catalunya deberán llegar al Gobierno para tomar la iniciativa, pero también necesitarán sumar una mayoría absoluta en la Cámara Alta.

En la legislatura que arranca ahora, el número de senadores será de 265 y no de 266 como ahora, porque la Comunidad Valenciana ha perdido población y, por ello, un senador, así que la mayoría absoluta estará en 133 senadores. Los ciudadanos eligen hoy a 208 de los 266 miembros del Senado de la nueva legislatura, ya que los otros 58 son de designación autonómica. En cada provincia, con excepción de las islas, de Ceuta y de Melilla, se elige a cuatro mediante un sistema de listas abiertas, una libertad de elección que sin embargo no se utiliza.

Los electores pueden señalar tres nombres en la papeleta y suelen elegir a los candidatos de un mismo partido; el resultado es que la formación más votada se lleva directamente tres escaños y la segunda, uno. Es decir, solo dos partidos se distribuyen los senadores y hasta la fecha, en la mayoría de casos, han sido PP y PSOE.

La duda de los populares es que la división del voto en la derecha haga mayoritarios a los candidatos socialistas y que el PP se quede con el cuarto escaño. Es decir, que el reparto 3+1 a su favor dé la vuelta a favor del PSOE. Y también existe la duda de cuál será el resultado de Ciudadanos y de Vox, si alguno de los dos ocupará el puesto del PP en alguna provincia y sumará por tanto esos senadores. Este sistema ha complicado la entrada en la Cámara Alta de los nuevos partidos. En las generales de junio de 2016, Ciudadanos logró 3,1 millones de votos al Congreso y 32 diputados, pero no consiguió ni un solo senador porque resultó ser tercera o cuarta fuerza. El partido naranja tiene seis senadores, pero todos elegidos por parlamentos autonómicos, no en las urnas. Unidos Podemos y sus confluencias, sin embargo, lograron 14 senadores en 2016. - E. P.