valencia/gasteiz - Pedro Sánchez juega al gato y al ratón. En el último día de campaña, con su ambigüedad, vino a dar la razón a aquellas formaciones, desde Unidas Podemos al PNV y pasando por EH Bildu, que se temen que si los números dan el PSOE intentará forjar un pacto con Ciudadanos en el que Albert Rivera se saltaría el cordón sanitario que impuso al socialista. Y más cuando el presidente español señala que no quiere que el futuro del Estado español descanse en los independentistas. Sánchez, que cerró la campaña en Valencia y Madrid, asegura ahora que problemas como la crisis territorial no se solucionarán sin la participación de la derecha, por lo que le trasladó un mensaje al líder naranja para que reflexione sobre el veto al PSOE.

“Se hace difícil hablar con líderes políticos que están en poner cordones sanitarios e insultar”, alegó, negando que haya faltado interlocución con otros partidos. “Voy a hablar con todos, la democracia no es vetocracia y hay grandes desafíos que hay que afrontar juntos”, justificó. Sánchez censuró que Rivera le vete al extender esta estrategia a otros territorios, por lo que le instó a que “recapacite” y tenga una posición “más constructiva” sobre el aporte que puede hacer su formación al escenario político. “Pensaba que estaba hecho de otra pasta, y veo que no”, indicó, admitiendo que el presidente de Ciudadanos, con quien quiso aliarse la pasada legislatura, le ha resultado “una decepción” política.

Como los números para esta forja no alcancen y dependa de los soberanistas, estos no le pondrán un bajo precio, y más después de sostener que no quiere que “la gobernabilidad de España descanse en los partidos independentistas, porque no son de fiar ya que han mentido a los catalanes”. En una entrevista en la cadena Ser, Sánchez consideró que hablará con todas las fuerzas tras las elecciones, pero indicó que prefiere que el Gobierno no dependa de los escaños secesionistas. “España se merece cuatro años de estabilidad y concordia nacional”, avanzó. “En privado dicen una cosa bien distinta a lo que dicen en público, reconocen que la independencia no es posible y están metidos en un laberinto que se han creado con sus propias mentiras”, argumentó el líder del PSOE. Sánchez fue más allá al apuntar que los dirigentes independentistas tienen “miedo” a que dentro de sus filas les llamen traidores; y sobre el diálogo con el Govern precisó que más que reivindicar el autogobierno habría que reivindicar el gobierno en Catalunya, ironizando con la falta de iniciativa por parte de Quim Torra, de quien dijo que está más pensando en adelantar las elecciones catalanas a otoño que en aprobar leyes en el Parlament. De PP y Ciudadanos afirmó que tienen un sentido “patrimonialista” de las instituciones y que los “mantras” contra él, acusándole de “golpista” o “felón”, evidencian una falta de proyecto.

concentrar el voto Por todo ello, Sánchez ahondó en concentrar el voto que puede “asegurar” que la derecha no gane, es decir, en el PSOE, pidiendo no “especular” con el sufragio. ”Aquellos que no tienen dudas son los que quieren la involución, esos no tienen dudas y van a ir a votar. Los que tienen dudas son los que quieren que España avance y no saben muy bien que significa avanzar”, argumentó. A su entender, la extrema derecha es “temible”, “presenta a franquistas en sus listas” y dice que la violencia de género es “un camelo”. “El problema es que toda la crispación y polarización territorial que la derecha está utilizando no les está beneficiando. A quien está beneficiando es a la ultraderecha”, aventuró. Y para ejemplificar que es posible el triunfo de la triple derecha recordó que “nadie pensó que Donald Trump iba a ser presidente en Estados Unidos. Ni Bolsonaro en Brasil. Tampoco que el Brexit iba a suceder. La frontera entre que España mire al futuro o retroceda 40 años es el voto al PSOE. ¡Que nadie se quede en casa el domingo!”.