El escenario en Navarra de cara a los comicios de mañana es muy diferente al de la CAV y también al de cualquier otra circunscripción del Estado. ¿La razón? Una atípica triple alianza de la derecha: UPN, PP y Ciudadanos han unido fuerzas y se presentan bajo la marca Navarra Suma. Esta coalición ha provocado además que, lo que se antojaba una cita electoral de perfil bajo para los temas navarros en beneficio de las cuestiones estatales, haya terminado siendo un auténtico plebiscito sobre el autogobierno navarro, debido a la oposición de la formación naranja al foralismo y al Convenio Económico. Así las cosas, estas elecciones generales serán una suerte de primera vuelta de las autonómicas del mes de mayo, donde las derechas también concurrirán unidas.

Frente al bloque conservador, aparecen por un lado un PSN fuerte por el efecto Sánchez, y por el otro las fuerzas del cambio que conforman el actual cuatripartito, de las cuales Podemos y EH Bildu tienen opciones de obtener representación en Madrid. Hay que recordar que en Navarra se reparten cinco escaños, que en las últimas generales de 2016 fueron a parar a UPN-PP (dos), a la formación morada (dos) y a los socialistas (uno).

En esta ocasión sin embargo, todo apunta a que la distribución de fuerzas será otra en la Comunidad Foral. La alianza de las derechas y los socialistas navarros tienen la posibilidad de lograr dos diputados cada uno, mientras que Podemos amarraría uno. Sin embargo, el baile de los últimos escaños en juego podría beneficiar a EH Bildu, que desde el año 2011 -bajo la marca Amaiur- no logra representación en el Congreso de los Diputados por Navarra.

Respecto a la coalición Navarra Suma, es una extraña amalgama de las derechas, cuyas contradicciones han quedado en evidencia en la cuestión foralista. Ciudadanos, que ha hecho de su discurso contra los regímenes fiscales vasco y navarro seña de identidad, se comprometió a mostrar “lealtad” con el Convenio en la firma del acuerdo junto a UPN y el PP. Nada más lejos de la realidad: el partido naranja se ha pasado toda la campaña atacando el sistema foral, al igual que ha hecho en la CAV con el Concierto Económico y el vídeo en el que ironizaban con el cuponazo. Dirigentes como Albert Rivera, Luis Garicano o Toni Cantó han hablado de “privilegio” y “opacidad” para referirse a la financiación de Nafarroa.

Mientras tanto, UPN y el PP navarro han optado por callar y tolerar a su socio los ataques a la foralidad navarra. En ello les van los 20.000 o 25.000 votos que puede aportar el partido naranja a la coalición, y que pueden marcar la diferencia en la lucha por alcanzar el segundo escaño. Además, en el seno de los populares cada vez hay más indecisión a la hora de apoyar el sistema fiscal navarro, debido en gran parte al discurso de Pablo Casado, que ha defendido durante la campaña un proceso de recentralización del Estado. También atrae al PP a posiciones más extremistas el auge de Vox, que está por ver con qué apoyos cuenta en Navarra y si podría entrar en mayo en el Parlamento.

La principal pugna por la victoria mañana estará entre la derecha y los socialistas, que llegan a la cita electoral reforzados por el tirón de Pedro Sánchez y con opciones de sacar un segundo escaño en la Comunidad Foral. Sin embargo el PSN no lo tendrá fácil en la pelea por el voto de izquierdas, ante el empuje de EH Bildu y Podemos, que podrían robarle el ansiado segundo asiento en el Congreso de los Diputados.

Respecto a la formación morada, que hace tres años tocó techo en Nafarroa con 94.000 apoyos, está ahora a la baja en los sondeos al igual que en el resto del Estado, pero no debería tener excesivos problemas en afianzar un asiento de los cinco que se reparten. Mayor incógnita es EH Bildu que, si bien en las convocatorias de 2015 y 2016 se quedó sin diputado navarro, en estos comicios ha apostado fuerte con la candidatura de Bel Pozueta, madre de uno de los condenados por el caso Altsasu, un rostro conocido y con gran tirón en el electorado abertzale. Quien salvo sorpresa mayúscula se quedará sin representación en Madrid será Geroa Bai, lejos según todas las encuestas de recuperar el escaño que ostentó Uxue Barkos entre 2004 y 2015.

la pugna por el senado Otra batalla reñida será la del Senado, donde las fuerzas del cuatripartito han hecho piña y recuperado la plataforma Cambio-Aldaketa con la que concurrieron a la Cámara Alta en 2015. En aquella ocasión, y sin apenas hacer promoción o actos de campaña, se quedaron a las puertas de vencer a UPN, por lo que en esta convocatoria Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra han decidido volver a intentarlo, destinando más esfuerzos a ser la primera fuerza y obtener tres de los cuatro senadores que hay en juego.