madrid - El flujo de candidatos entre los tres partidos de la derecha vivió ayer un nuevo y sonado capítulo por la importancia del protagonista, el expresidente de la Comunidad de Madrid Ángel Garrido, y por lo inesperado de su salto a Ciudadanos: ni siquiera sus más estrechos colaboradores sabían que iba a dar este paso y los dirigentes del PP se enteraron por los medios de comunicación. La noticia saltó al mediodía, en plena resaca del segundo debate de los cuatro principales aspirantes al 28-A y apenas unos minutos antes de que Garrido compareciera junto al cabeza de lista de C’s a la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado. En la rueda de prensa, el sustituto de Cristina Cifuentes al frente del gobierno autonómico cuando estalló el caso Máster explicó que cambió su cuarto puesto en la lista del PP a las elecciones europeas por ocupar el 13 con C’s a la comunidad madrileña el 26 de mayo.

El partido de Pablo Casado es el que ha demostrado sufrir una vía de agua más grande en la forma de sangría de cargos políticos hacia Ciudadanos y Vox como consecuencia de la confección de las listas por su presidente, Pablo Casado. Sus ansias de renovación, de laminar todo vestigio del marianismo y de buscar un mayor impacto mediático se han saldado con nada menos que medio centenar de dirigentes populares que han fichado por la formación de Albert Rivera desde las últimas elecciones al verse relegados en las planchas, según fuentes de Ciudadanos citadas por El Mundo. En esta larga lista, Ángel Garrido es el segundo expresidente autonómico que ha sucumbido a la tentación naranja tras el balear José Ramón Bauzá, ahora número cinco a las europeas del 26-M. También se han dado ejemplos en Galicia, Aragón, Murcia, Jaén, Cáceres y Tenerife. En algunos casos de forma infructuosa, como el intento de captar a la expresidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente, que se frustró tras salir a la luz un flujo de votos irregular en las primarias en las que resultó vencedora.

Pero este flujo de candidatos no solo se ha dirigido hacia C’s. Vox también se ha nutrido de las filas populares empezando por su propio presidente, Santiago Abascal, que fue parlamentario en la CAV y después estuvo a la vera de Esperanza Aguirre. Precisamente, en el que fuera mano derecha de la expresidenta madrileña, Iñigo Henríquez de Luna, milita ahora en el partido de ultraderecha, al igual que Fernando Martínez Vidal, nada menos que el creador del logotipo del PP, según él un charrán y no una gaviota, como se da por supuesto. También se han dado casos en cargos de Valencia, Menorca y Murcia. En este mercado de invierno de fichajes, Ciudadanos ha mirado asimismo al PSOE: sonado fue el caso de la exdiputada Soraya Rodríguez, que abandonó las filas socialistas por su desacuerdo con las políticas de Pedro Sánchez. A ella se suman el exdirector de la Policía Joan Mesquida y el exministro de Trabajo Celestino Corbacho.

Ausencia por enfermedad El último golpe de efecto de Albert Rivera cayó ayer como una bomba en el PP, sobre todo por inesperado. La marcha de Ángel Garrido a C’s se ha gestado en los últimos días, tras ratificar su posición en la lista europea de los populares. Según fuentes del PP, el expresidente madrileño estuvo el mismo martes en la sede de Génova y excusó su asistencia a recientes actos de campaña en Guadalajara y Ávila de su ya expartido alegando que estaba enfermo.

En la rueda de prensa ofrecida ayer, Garrido justificó que este salto es la “única opción de seguir luchando” por lo que cree, en los valores de la “moderación, del diálogo y de la concordia entre españoles”. Defendió a su vez que el partido naranja es el que “mejor representa los valores del centro liberal”. Albert Rivera valoró en Twitter que “este proyecto ganador que une a los españoles sigue creciendo sin parar”.