madrid - Se puede catalogar a Vox como un partido emergente, al igual que Podemos o Ciudadanos, pero su génesis responde a otras circunstancias diferentes a las de las formaciones morada y naranja. Los de Pablo Iglesias y Albert Rivera nacieron fruto del desencanto de la ciudadanía con la política española, del hastío ante la corrupción generalizada y la crisis económica, en el caso de Podemos; y de la reacción al nacionalismo catalán los segundos, que a su vez trataban de pescar en el caladero de un PP en horas bajas.
Vox es otra cosa. Aunque difiere en algunos aspectos de otros partidos de ultraderecha, como la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, los ingleses de UKIP o la Liga Norte de Salvini, su nacimiento y auge responde más a parámetros internacionales, por mucho que la defensa de la unidad de España sea el eje de su discurso. La extrema derecha se propaga por el mundo, con Donald Trump a la cabeza y discípulos como Jair Bolsonaro en Sudamérica. España había permanecido ajena al fenómeno porque hasta la fecha los sectores más reaccionarios de la sociedad se resignaban a votar al PP. Solo necesitaban una marca nueva y bien promocionada para ilusionarse.
Vox se ha mostrado como una formación experta en manejar las pasiones del electorado para atraerlo hacia su papeleta. Las imágenes de sus líderes montando a caballo, el discurso sobre las armas de fuego y su posición agresiva con el nacionalismo, con la izquierda e incluso con la “derechita cobarde” han calado, o al menos eso reflejan las redes sociales que tan bien manejan.
En cuanto a sus propuestas, lejos de las medidas para favorecer a las clases populares que en otros países promulgan los partidos de extrema derecha, y que les permiten cobrar peso entre las personas con menos recursos, Vox plantea medidas cercanas al neoliberalismo y diseñadas por el inspector del Banco de España en excedencia Rubén Manso. El partido de Santiago Abascal repudia el intervencionismo en la economía, quiere rebajar la tributación de las rentas más altas, plantea crear un sistema mixto de pensiones en el que los fondos privados cobren protagonismo y unificar la indemnización por despido a 20 días. Con la aplicación de estas medidas, aseguran, recortarían el gasto público en casi 25.000 millones de euros.
Sin embargo, no es en la economía donde Vox hace su mayor esfuerzo de comunicación, que se centra en la defensa de la unidad de España, de los toros y de la caza, la lucha contra la inmigración ilegal o la oposición radical al aborto.
Estos posicionamientos y la vehemencia con la que los exponen son probablemente una de la causas de su sorpresivo triunfo en Andalucía, donde lograron 12 escaños partiendo de la nada. El último CIS les concede entre 29 y 37 escaños en el Congreso, pero el propio presidente del organismo encuestador, José Félix Tezanos, señalaba que probablemente haya mucho voto oculto a la ultraderecha y sus resultados sean mejores de los previstos. - T. Díez