roma - El Vaticano respondió ayer que no tiene nada que señalar acerca de la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco que el Gobierno de Pedro Sánchez trata de llevar a cabo, después de que el prior del Valle de los Caídos se haya negado a facilitar el acceso para tal fin. “Sobre el traslado de los restos de Franco no tengo nada que agregar con respecto a lo ya afirmado por la Santa Sede, o sea, que el asunto concierne a su familia, al Gobierno español y a la Iglesia local”, consideró el portavoz provisional de la Santa Sede, Alessandro Gisotti.
En una nota, el portavoz contestó así a preguntas sobre la posición del Vaticano, después de que esta semana el Gobierno español anunciara que se dirigiría a los superiores del prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, ante la negativa de este a permitir la entrada. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, explicó que se hablaría con sus superiores porque son los que tienen “autoridad” para tramitar el proceso de la exhumación del dictador.
El prior de la abadía, que depende en última instancia del Vaticano, rechazó facilitar el acceso al Ejecutivo para la exhumación hasta que no se agote la vía judicial, al no haber acuerdo con la familia de Franco. La ministra insistió en que lo importante es que el Gobierno está decidido a seguir con el desenterramiento de los restos de Franco y lo hará “con todas las garantías” y respetando los derechos de la familia Franco; mientras que el Arzobispado de Madrid mantiene la posición oficial de que no se opone a la exhumación pero apela a un acuerdo entre el Gobierno y la familia Franco. La contundente carta de rechazo del abad no pilló por sorpresa al Ejecutivo socialista después de que la ministra de Justicia, Dolores Delgado, enviara el 11 de diciembre un oficio al monje, con copia a sus superiores jerárquicos, reclamando formalmente la autorización para el acceso a la zona donde está el sepulcro con el objetivo de cumplimentar los trámites necesarios que requiere el expediente en marcha, pero no se esperaba un cambio de postura radical de Cantera, de pasado falangista y que ya había manifestado en varias ocasiones su posición contraria a la exhumación del dictador alegando la falta de consentimiento de los Franco y que el asunto está aún en proceso judicial sin resolver. Desde Moncloa salieron al paso evocando que ese religioso, antes de ingresar en la orden de los benedictinos, fue candidato a las elecciones generales de 1993 y a los comicios europeos de 1994 por el partido Falange Española Independiente. Pero lo más relevante fue la acusación deslizada sobre que Cantera actúa en ese sentido contrario a la exhumación sin “seguir las indicaciones dadas sobre este proceso por las autoridades eclesiásticas españolas, tanto desde el arzobispado de Madrid como desde la Conferencia Episcopal, según le consta al Gobierno”.
Los monjes benedictinos del Valle son los gestores de la Basílica y gozan de plena autonomía de gestión. Sobre el abad del Valle, una de sus 20 congregaciones, solo tienen autoridad directa el abad de Solesmes, Philippe Dupont, y el Papa. En el Gobierno de Sánchez aseguraban que tenían la promesa tanto del Vaticano como del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, de que no se opondrían a la exhumación .Tanto el Vaticano como el arzobispado dijeron públicamente en sendos comunicados que no rechazan la exhumación, aunque pedían un acuerdo entre el Gobierno y la familia. “El cardenal Pietro Parolin, mano derecha del Papa, no se opone a la exhumación de Francisco Franco, si así lo han decidido las autoridades competentes”, sentenció el Vaticano el pasado mes de octubre. “La Iglesia acatará el mandato legal una vez sea firme y ejecutivo”, añadía el arzobispado ese mismo mes.
Lo cierto es que la postura del Vaticano complica los planes de Sánchez de exhumar a Franco, una de sus primeras promesas cuando accedió al cargo de presidente tras la moción de censura a Mariano Rajoy, y más tras la presión que en este asunto están ejerciendo los partidos de centroderecha.