Dice el PP que su pacto en Andalucía con Ciudadanos y Vox será el “prólogo” de lo que acabará ocurriendo en el Gobierno de España y, lo sea o no , lo que es un hecho es que la “alianza de las derechas” pone fin a cuatro décadas de gobiernos socialistas y puede remover el tablero político nacional. Al aceptar a Vox e institucionalizar su posición en la Mesa del Parlamento andaluz, PP y C’s abren el camino a los pactos con la extrema derecha en otros territorios y lo hacen a cinco meses de unas elecciones municipales, autonómicas y europeas, en las que a nadie va a extrañar ya la irrupción de la formación liderada por Santiago Abascal.
Para el Partido Socialista andaluz de Susana Díaz no será fácil superar el trauma de perder su poder en Andalucía tras haber ganado los comicios, aunque con el peor resultado de su historia (perdió 14 diputados y se quedó con 33). Una victoria muy amarga que se lee como un fracaso porque ha supuesto el fin de 36 años de gobiernos socialistas ininterrumpidos en Andalucía y puede trasladar una imagen de debilidad del PSOE cuando el Gobierno de Pedro Sánchez tampoco anda sobrado de estabilidad y no parece que vaya a tener fácil sacar adelante los Presupuestos. El descalabro de Susana Díaz en Andalucía tensa su ya difícil relación con la dirección federal de Sánchez, que hasta ahora ha dado su respaldo a la presidenta andaluza, pero está por ver qué ocurre cuando salga del Gobierno y si vuelven a escucharse las voces que apelaban a una “regeneración” del PSOE andaluz.
De momento, el PSOE estalla contra sus adversarios políticos, habla de pacto vergonzante” de la derecha con los “herederos del franquismo” y de una “traición a España, a los españoles” y a la “democracia”. Seguramente palabras muy parecidas a las que se escucharán en mensaje de fin de año que Susana Díaz pronunciará el día 30 todavía como presidenta en funciones, pero que se convertirá en una despedida formal del Gobierno que previsiblemente unos días después pasará a manos del PP y C’s.
Para el PP, la lectura es la contraria, saca pecho de su acuerdo con C’s y Vox, que va a hacer posible el “cambio” en Andalucía. En palabras de su secretario general, Teodoro García Egea, es el “prólogo” de lo que acabará ocurriendo en el Gobierno de España porque están convencidos de que el PP “liderará los cambios” en otros territorios. Y, paradojas de la vida, en Andalucía ese cambio lo encabezará como presidente de la Junta Juanma Moreno, a quien muchos en la dirección nacional de los populares daban por amortizado tras haber apoyado en las primarias del partido a Soraya Sáenz de Santamaría.
A C’s, en cambio, el pacto de PP y Vox que tiene a los naranjas como tercer pilar puede situarle en una encrucijada y alejarle de su pretendida imagen de partido centrista con la que se reivindicaba para escorarle más a la derecha. El partido de Albert Rivera se esfuerza ya en explicar que su acuerdo programático en Andalucía es sólo con el PP, y que después “se ha sumado Vox”. Su denodado esfuerzo de última hora por atraer a Adelante Andalucía al acuerdo de la Mesa también tenía esa componente de alejar la idea de que su Presidencia del Parlamento andaluz se debía a un pacto con Vox.No obstante, muchos les van a recordar que sus socios en Europa no pactan con la extrema derecha -esos mismos socios se lo advirtieron en persona al propio Rivera- y que su candidato a la Alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, se ha pronunciado en contra de cualquier pacto con Vox. Todo esto mientras la situación política en Catalunya, donde C’s ganó las últimas elecciones, sigue enquistada y no parece que vaya a despejarse en puertas del juicio del procés.
A Adelante Andalucía, que aún se lame las heridas por su resultado electoral -perdió tres escaños y se quedó con el cuarto puesto- no le ha quedado otro remedio que asumir un papel de oposición dura a “la derecha y la extrema derecha” y ha optado por quedarse fuera de cualquier pacto que implique “blanquear a Vox”. La falta de entendimiento de las izquierdas andaluzas ha bloqueado cualquier acuerdo previo de Podemos con el PSOE de Susana Díaz, y es otro elemento con necesidad de revisión vista la desmotivación de su electorado.
No hay duda sin embargo de que Vox sacará tajada del acuerdo, y de que su entrada en el Parlamento andaluz y ahora en la Mesa de la Cámara puede ser el “trampolín” que muchos temen para su salto a la política nacional.