Madrid - La mayoría política que hizo posible el desalojo de Mariano Rajoy y la proclamación de Pedro Sánchez como presidente español se recompuso ayer en el Congreso de los Diputados, aunque sea de manera provisional y con muchas prevenciones. El socialista consiguió aprobar su techo de gasto presupuestario tras el viraje de los nacionalistas catalanes del PDeCAT y ERC, que decidieron darle un voto de confianza temporal pocas horas antes de la reunión que tuvo lugar ayer entre los gobiernos de Sánchez y Torra, y evitaron romper los delicados puentes de comunicación entre ambas partes para dar margen a que el Gobierno español les presentara una oferta política más allá de la reforma del Estatut. El PNV, por su parte, no dio sorpresas y mantuvo el voto a favor que ya defendió el pasado mes de julio. Tanto los nacionalistas catalanes como los jeltzales avisaron de que este apoyo no prejuzga su respaldo a los Presupuestos, sino que tendrá que cumplir sus demandas. EH Bildu se desmarcó de esta apuesta de dar cierto margen a Sánchez para que realice movimientos y votó en contra como PP, Ciudadanos, UPN, Foro Asturias y Coalición Canaria. Su voto no era necesario, pero no ha ocultado que también le interesa que dure la legislatura para que cambie la política penitenciaria. Marian Beitialarrangoitia argumentó que no se tiene en cuenta la singularidad vasca.
El trámite no tiene ninguna virtualidad ni otro valor más allá del simbolismo político y que permite a Sánchez escenificar que es posible articular una mayoría presupuestaria. El PP tumbará este techo de gasto el jueves de la próxima semana con su mayoría absoluta en el Senado. Además, ese techo no es necesario para presentar las Cuentas. Sánchez lanzará su proyecto el próximo mes de todas formas, aunque sea con el marco que aprobó Rajoy. La senda de Sánchez prevé un objetivo de déficit del 1,8% del PIB el próximo año, frente al 1,3% de Rajoy. El desfase es de unos 6.000 millones, aunque Sánchez rebaja el impacto en la administración general del Estado a 1.200.
“último gesto” Por parte de ERC, la formación catalana más reticente a pactar mientras los presos sigan en la cárcel, tomó la palabra Joan Margall para confirmar el voto a favor y “lanzar otro gesto de buena voluntad, para no romper los poquísimos puentes y el fino hilo de diálogo” que existe entre ambas partes. Sin embargo, avisó de que “quizás sea el último gesto”, tras haber votado a favor de la moción de censura “a cambio de nada”.
Desde el PDeCAT, Ferran Bel también anunció el voto a favor pero, de manera llamativa, evitó hacer lecturas políticas sobre el contexto de diálogo con Sánchez y encuadró su respaldo en que este marco económico supondrá que la Generalitat disponga de dos décimas más de gasto que se traducen en “470 millones”. A partir de ahí, quiso hacer campaña en clave doméstica para decir que, la próxima vez que el PP y Ciudadanos se quejen de la falta de dinero para los Mossos en el Parlament, les recordará que “se lo quitaron ellos” votando en contra del techo de gasto en el Congreso y el Senado. Sin embargo, echó un jarro de agua fría sobre el optimismo del Gobierno español para avisar de que este movimiento no implica que vote a favor de los Presupuestos. “Que nadie se equivoque. Esto no es la antesala del sí a los Presupuestos. La antesala es una propuesta para Catalunya, que no es solo un Estatut”, sentenció.
Por parte del PNV, el socio que mayor lealtad ha demostrado para dotar de estabilidad a la legislatura y tener margen para abordar una negociación ambiciosa sobre las competencias, Idoia Sagastizabal puso en valor que este techo de gasto permite flexibilizar los objetivos de déficit, y que su aprobación permite “dar una señal de estabilidad y responsabilidad”. Sin embargo, recordó que los jeltzales van a exigir el cumplimiento de los compromisos y las inversiones pendientes. “No significa un cheque en blanco para los Presupuestos, pero sí dar un margen de confianza a este Gobierno, intentar que se pueda debatir un proyecto presupuestario con otros objetivos”, dijo. Añadió que, en el caso de que se establezcan nuevos impuestos, deberían concertarse en la Comisión Mixta.
Este techo ya se sometió a votación en julio, pero solo PSOE y PNV lo apoyaron. Ahora Sánchez lo rescata con la expectativa de que el auge de Vox en Andalucía y el temor a que se extrapole al Estado lleve a los catalanes a arrimar el hombro en las Cuentas.
Techo más flexible. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, defendió ayer que la senda de déficit ofrece mayor seguridad jurídica en la tramitación de los Presupuestos, en alusión implícita a que el Partido Popular y Ciudadanos habían amagado con una pelea jurídica si pretendía presentar las Cuentas sin tener un marco económico claro tras el veto que recibió en julio. Además, según dijo, supone un aval al Estado de las autonomías frente al discurso recentralizador de Vox. La senda del Gobierno español contempla un déficit del 1,8% para 2019, cinco décimas más que el objetivo actual de Mariano Rajoy, con un margen de casi 6.000 millones que flexibiliza una décima la meta para el Estado (0,4%), en dos para la Seguridad Social (1,1%) y en otras dos a las comunidades autónomas (0,3%).