madrid - Más allá de la exhumación del cadáver de Franco para evitar que sea un lugar de peregrinación y enaltecimiento de los grupos ultras, el Gobierno español no tiene intención de plantear una gran transformación para el Valle de los Caídos por los problemas de consenso y gestión con las partes implicadas. El presidente Sánchez renunciaba hace unos días a convertir ese espacio en un museo para la concordia por la fuerte vinculación del monumento con la exaltación franquista, y planteaba que fuera un cementerio civil para los 33.866 combatientes de ambos bandos allí sepultados. Ayer añadió que no supondría ningún problema para él mantener la gran cruz de 150 metros que preside el Valle. Para algunas asociaciones memorialistas, esa pieza arquitectónica debería eliminarse para evitar cualquier vinculación entre la religión y el golpe de Estado, porque el bando franquista justificó su sublevación como una cruzada. Sánchez se inclina por no tocarla, porque también quiere mantener la basílica de la orden religiosa del Valle, de ahí que la cruz pueda tener cabida. Esto supondrá que el Valle apenas experimente cambios físicos, más allá del hito que supondrá la salida de Franco.
Este planteamiento es la posición del Gobierno español y, por tanto, no es la fotografía final porque será el Congreso de los Diputados el que decida. Por ahora, todo parece apuntar a que Sánchez se va a limitar a exhumar a Franco y lo va a presentar como el cambio decisivo y determinante en el monumento. Además, no está resultando una tarea sencilla por la resistencia que ha presentado la familia del dictador. Sus nietos tienen quince días de plazo para decidir dónde lo entierran y, aunque algunas informaciones apuntaron a la catedral de la Almudena, la familia lo ha desmentido porque quiere dar primero la batalla jurídica. El otro cambio que podría plantearse Sánchez es trasladar el cadáver de José Antonio Primo de Rivera a un lugar menos destacado en el monumento. No sacará al fundador de Falange porque murió en la guerra, pero podría moverlo dentro del recinto para que no ocupe un lugar de honor. El resto de actuaciones que contempla Sánchez evitan el Valle y llevan el debate al ámbito institucional, donde plantea crear una Comisión de la Verdad. También propone un museo, pero fuera del Valle.
Sánchez reveló ayer que no tiene “ningún problema” con la cruz y no va a proponer su demolición en una conversación informal con los periodistas que le acompañaron en su gira iberoamericana, de la que regresó ayer. Desde Podemos, Pablo Echenique defendió en Europa Press que deben anularse los juicios franquistas, además de sacar a Franco del monumento.