madrid - La elaboración de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), pero sobre todo los trabajos preliminares para poder presentar sus proyecto de Cuentas, será un verdadero quebradero de cabeza para Pedro Sánchez. El Gobierno pretenden orillar la capacidad de veto del Senado, controlado por el PP, al techo de gasto por la vía de la reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Pero la iniciativa legislativa presentada por PSOE y Unidos Podemos puede encontrarse con una piedra insalvable en el camino. Con mayoría en la Mesa del Congreso, Partido Popular y Ciudadanos podrían torpedear la triquiñuela al alargar la tramitación de la citada normativa y, de esa forma, desactivar los planes del presidente. Sin embargo, Sánchez ayer avanzó su predisposición a presentar su proyecto de PGE en noviembre.
Sánchez sumaría otro inconveniente a las ya de por sí complejas negociaciones para sacar adelante sus Presupuestos. Y es que populares y naranjas pueden retrasar la aprobación de la modificación de la Ley de Estabilidad, instrumento ideado por socialistas y morados para desactivar la oposición del Senado, donde el PP cuenta con una desahogada mayoría. De hecho, el techo de gasto y la senda de déficit deben pasar por la Cámara alta tras salvar el filtro del Congreso. Y estos fueron algunos de los condicionantes que desbarataron la primera intentona del presidente a finales del pasado mes de julio.
Mientras tanto, Sánchez confía en iniciar la tramitación de los PGE en noviembre, mes en el que también daría luz verde a la reforma de la Ley de Estabilidad. Si todo discurriera por los cauces habituales, el Gobierno podría culminar su tramitación en febrero de 2019. Lo haría como tarjeta de presentación del PSOE a las elecciones municipales, autonómicas y europeas de mayo. Fuentes de Moncloa aseguraron que si no fuera posible aprobarlo, las Cuentas se presentarían con el techo de gasto vigente (aprobado en 2017 por el PP) y lo que se haría entonces es orientar los recursos de forma diferente.
Por último, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, censuró ayer que Sánchez cambie las reglas de juego “a medio camino”. Calificó la jugada de “cacicada” y afirmó que respetar el papel del Senado es de “sentido común”. - DNA/Efe