vitoria - El relevo de Mariano Rajoy al frente del PP es un acontecimiento que preocupa más allá de las filas del partido conservador porque indicará hacia dónde evoluciona la derecha española. Ayer, en el arranque de la campaña interna entre los seis precandidatos, las dos principales aspirantes lanzaron mensajes que vuelven a las viejas esencias del PP, y compitieron en la defensa de la unidad de España, las víctimas del terrorismo y la dureza contra Catalunya. Nadie arriesgó con una propuesta novedosa o una solución política para el conflicto territorial. Puede tener una lectura en clave interna, por la necesidad de tocar la fibra sensible del militante apelando a los sentimientos y a España, y movilizarlo en una competición reñida con varios aspirantes de alto nivel (Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Pablo Casado están o han estado en el núcleo duro del partido o el Gobierno), pero también tiene una lectura en clave externa, por la rivalidad electoral con Ciudadanos y su disputa por ver quién garantiza mejor que España no se rompa.
Cospedal arrancó la campaña en Catalunya asegurando que hubiera preferido una aplicación más temprana y dura del 155, un clarísimo recado a Sáenz de Santamaría por su responsabilidad en la gestión de la crisis catalana. Sáenz de Santamaría, por su parte, se envolvió en la gestión pero también en la lucha contra el terrorismo, y recuperó a Carlos Iturgaiz caminando a su vera. Su gesto fue más simbólico y emocional que de contenido, y enumeró a varias víctimas dentro del PP, tratando de recoger su legado. Casado, el tercer candidato con opciones, ideó una jugada inteligente: viajó a Galicia para conseguir la fotografía con Alberto Núñez-Feijóo, y trató de hacer suyo su proyecto para pescar el voto de los descolocados tras la renuncia del gallego a liderar el PP. Reivindicó de paso al padre fundador, Manuel Fraga, en consonancia con su apuesta por presentarse como tercera vía y atraer a todos los sectores, también al más duro y aznarista, y a los votos de Vox y C’s. Incluso uno de los tres candidatos outsiders, José Ramón García Hernández, pidió reconocer por ley “el deber de conocer el castellano y el derecho a usarlo”. “Se acabó el lenguaje autonómicamente correcto”, proclamó.
La exministra de Defensa y secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, pronunció un discurso muy duro en Barcelona. Ninguno la superó por ese flanco. Aunque quiso poner por delante su lealtad a Rajoy, aseguró que a muchos en el PP les hubiera gustado aplicar con mayor rapidez el artículo 155 de la Constitución española en Catalunya para suspender su autogobierno, y añadió que debería haberse extendido la intervención a TV3 para que la televisión pública dejara de hacer “propaganda” a favor del independentismo. Lo anunció rodeada de varios cargos, entre ellos la exministra Dolors Montserrat y, en un tono pretendidamente íntimo y de confidencia, les recordó los momentos “duros” previos al referéndum, y entonces lanzó al aire una pregunta que respondió ella misma. ¿Hubieran preferido un 155 más temprano? “Claro que sí”, zanjó. Según dijo, la necesidad de contar con el PSOE y Ciudadanos fue lo que frenó ese planteamiento. “A mí me hubiera gustado aplicarlo antes. Si hubiéramos podido hacer lo que teníamos que hacer, a mí me hubiera gustado que esta TV3 hubiera sido intervenida y no un aparato de propaganda”, dijo.
La candidata también colocó al mismo nivel la violencia de ETA y el soberanismo catalán. “Si ETA no consiguió acabar con España, no van a conseguir acabar con ella ni Puigdemont ni Torra”, lanzó. En ese contexto, prometió que, si ella preside el PP, “de ninguna manera” se va a permitir que Catalunya se separe de España. Además, a su juicio el territorio no necesita más autogobierno. Según Cospedal, la solución en Catalunya es la Constitución y el Estatuto, que tienen “un recorrido amplísimo que permite que Catalunya tenga la mayor descentralización política”.
iturgaiz entra en campaña La exvicepresidenta del Gobierno de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, escogió Andalucía, un territorio afín a su candidatura, al igual que la comunidad autónoma vasca. Apeló a la gestión y dijo que se presenta porque cree que puede ganar las elecciones a Pedro Sánchez, y porque el gobierno socialista debe durar “el mínimo tiempo posible para que no desmonte lo que los españoles hemos logrado con tanto esfuerzo”. En un acto en Málaga, al que asistieron unas 500 personas, reivindicó también al PP, el partido “de los principios y valores de la unidad de España, y de la igualdad de todos los españoles, el partido que coge a España siempre que la arruinan los socialistas”. Tampoco ella evitó la tentación de aludir al terrorismo. Citó el respaldo del expresidente de los populares vascos Carlos Iturgaiz. “Este es el partido de Carlos Iturgaiz, de tanta y tanta gente que lo ha pasado muy mal y ha dado su vida para que en España haya libertad. Es el partido de Alberto Jiménez Becerril, de Gregorio y Miguel Ángel...”, ensalzó.
Casado dio un golpe de efecto con su visita a Galicia al conseguir la foto con Feijóo, que va a recibir a todos los candidatos. “Si presido el PP, quiero hacer lo mismo que Feijóo en Galicia”, guiñó Casado.