barcelona - Quim Torra rompió ayer relaciones con la Corona española. El president, que finalmente sí asistió al acto de inauguración de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona, donde también estuvo presente Felipe VI y con quien intentó no cruzarse, anunció la ruptura de facto de las relaciones del Govern con la monarquía hasta el punto de hacer acto de presencia en la manifestación convocada ayer por la ANC y Òmnium contra la presencia del monarca. En una declaración de corte institucional, el jefe del Ejecutivo catalán advirtió de que en el futuro ningún conseller ni él asistirá a los actos que convoque el marido de la reina Letizia Ortiz, ni invitarán al jefe del Estado a ninguno que fije la Generalitat de Catalunya.
“Hoy estaré. Estos juegos se hacen en Tarragona, en Catalunya, y se han pagado sobre todo desde nuestro país. Estaremos porque es nuestra casa”, alegó el president, quien precisó que “no ahuyentarán al president ni a nuestro Govern nunca más” y que “la presencia del monarca no condicionará nuestras decisiones”, porque “en Catalunya, mandan los catalanes”. Su postura de estar en Tarragona estuvo arropada por cuatro anuncios concretos con el que su gabinete termina dando por rotas las relaciones institucionales con la Casa Real. Además de los dos mencionados anteriormente, Torra quiso hacerle entrega a Felipe VI de los informes elaborados por el Síndic de Greuges sobre la “violencia” a raíz del 1-O y la “persecución penal” posterior. Además, como gesto, el president desveló que renunciará como vicepresidente de Honor de la Fundación Princesa de Girona y no acudirá a sus premios, que presidirán los reyes el próximo 28 de junio en el escenario del Mas Marroch, el centro de El Celler de Can Roca.
Su presencia física en la inauguración de los Juegos del Mediterráneo obedeció “a su respeto a los catalanes, a los ciudadanos de Tarragona” y porque la presencia del monarca “no condicionará” sus decisiones, pero a partir de ahora la relación se da por finiquitada, porque “no hay normalidad en Catalunya”. Todas estas dudas de Torra se producían después que enviara el pasado miércoles una carta al rey español en la que proponía un encuentro para explicarle el posicionamiento del nuevo Ejecutivo catalán con respecto a su discurso del pasado 3 de octubre, como consecuencia del referéndum unilateral del 1-O. La decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de descartar el ofrecimiento de reunión con el rey y de remitir a Torra al futuro encuentro con el presidente socialista fue el desencadenante de la resolución definitiva del president.
“Hemos esperado hasta última hora”, matizó Torra, pero “el rey de España no ha perdido perdón”, ni siquiera “ocho meses y medio después (de su discurso del 3-O y de las escenas de violencia policial del 1-O) ha expresado una sola palabra de consuelo al millar de heridos ni a sus familias”. “No somos súbditos, somos ciudadanos”, llegó a recriminar Torra, al tiempo que defendió que desde el Govern han hecho todo lo posible por facilitar el diálogo con el Jefe del Estado. “Hemos abierto puertas y ventanas”, ilustró, en clara referencia a la misiva remitida al monarca, en la que le pedía un encuentro para ayer mismo. Por eso, al president le parece “incomprensible que no haya habido ninguna apuesta por la palabra y el diálogo” por parte de Felipe VI. “Exigimos, y no nos cansaremos nunca de hacerlo, diálogo”, insistió, pero reclamó “dignidad”: “Queremos dignidad y no fotografías; queremos dignidad y no menosprecio a la institución de la presidencia de la Generalitat; queremos dignidad y que nuestros himnos y símbolos nacionales sean tratados como tales; queremos dignidad y que se respete la voluntad del pueblo de Catalunya”, exigió Torra.