A medida que pasan las jornadas, el ambiente se vuelve más irrespirable para Cristina Cifuentes. Pese a su esfuerzo por mantener una agenda institucional, cada vez parece más evidente que sus días como presidenta de la Comunidad de Madrid están contados. Hay dos fechas clave en esta cuenta atrás oficiosa, empezando por la festividad regional del 2 de mayo, cuyos actos parece decidida a presidir pese a las críticas del PSOE, que la calificó ayer de “indigna” para ese papel, y al desamparo del PP, que al igual que Moncloa mantendrá un perfil bajo en dicha celebración.

La otra fecha que se acerca de forma inexorable, y que podría poner fin al mandato de Cifuentes, es la del 7 de mayo, límite para celebrar la moción de censura presentada por el PSOE contra la presidenta madrileña por su máster fantasma en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Una prueba de fuego para la dirigente popular por el posible apoyo de Ciudadanos a la iniciativa de los socialistas, pero que se está demorando hasta el último momento porque su convocatoria depende de la presidenta de la Asamblea de Madrid, Paloma Adrados, del PP. El último día para convocarla es el 30 de abril, para cumplir con la obligatoriedad de hacerlo con dos días hábiles de antelación -el 1 y el 2 de abril son festivos en Madrid, y el 5 y 6 fin de semana-.

Siguiendo este esquema, el lunes día 7 tendría lugar la moción de censura en sesión única, a no ser que Cristina Cifuentes dé antes un paso atrás, lo que haría decaer el pleno, o que el presidente español, Mariano Rajoy, actúe y le haga dejar el cargo. El también presidente del PP no dio ayer demasiadas pistas al respecto, salvo su manifiesta voluntad de alargar los plazos en lo posible. “Lo que yo tenga que decirle a la señora Cifuentes, estoy seguro que usted lo entiende, si es que algo tengo que decirle, ya se lo diré en su día”, respondió a un periodista en una rueda de prensa en La Moncloa.

Si esta previsión se cumple y la presidenta de la Comunidad no sigue en el cargo para el 7 de mayo, sería un caso idéntico al del expresidente de Murcia Pedro Antonio Sánchez, al que se hizo caer en la víspera de otra moción de censura por su procesamiento por corrupción. Preguntada a este respecto, Cifuentes dijo ayer que seguirá cumpliendo sus obligaciones institucionales y de Gobierno “hasta el último día que sea presidenta, hasta dentro de una semana, de tres, o de un año”.

Confirmó así su intención de presidir los actos institucionales del 2 de mayo, en los que ejerce de anfitriona de los numerosos invitados al edificio de la Puerta del Sol. Un rol que fue criticado por el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que consideró que no puede representar con “decoro” a la Comunidad de Madrid en esa cita. Exigió por ello que la moción se vote antes del día 2 para que los madrileños puedan celebrar esa jornada “con dignidad” y con Ángel Gabilondo como presidente.

Cifuentes ha mantenido su órdago hasta el final y ha cursado invitaciones a altos cargos de todos los partidos, incluido el suyo. Diversas fuentes apuntaron ayer que el PP ha dejado libertad para acudir o no y tan solo se da por segura la presencia del vicesecretario general de Comunicación, Pablo Casado.